La normalidad no es noticia, salvo cuando hay quien ha pronosticado un caos. Y esa era ayer el caso: tras meses de quejas y temores aireados casi exclusivamente por la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca, la renacida "ecotasa", hoy modernizada y rebautizada como Impuesto de Turismo Sostenible, llegó, se cobró y, casi inmediatamente, se olvidó. No hubo ninguna incidencia reseñable, según coinciden en explicar la mayoría de los hoteleros, que viven la entrada en vigor del impuesto con una tranquilidad que contrasta radicalmente con el conflicto descrito por la asociación empresarial que les representa.

"En 2001 había clientes que se negaban a pagar. Ahora lo más extraño es que no tenemos ni que explicar el impuesto", aseguraba ayer Antoni Mayol, presidente de los hoteleros de Peguera, cuya percepción coincide casi al detalle con la de la mayoría de los hoteleros consultados. Unos y otros vienen a decir que los clientes de hoy están más habituados que los de hace quince años a un tributo que ahora se cobra en casi toda la Europa turística.

Y a ese conocimiento del cliente se le une otro factor: los hoteleros también están hoy más preparados. Lo están demostrando estos días, en los que la mayoría disponen de más trabajadores, para atender la carga de trabajo adicional que supone pasar en pocos minutos la factura de un impuesto extra. Que no es tan sencillo como parece. En Mallorca es habitual que en la recepción del hotel entren de golpe 50 personas, que viajan en el mismo autobús de touroperador. Con el nuevo tributo, hay que preparar una factura con el impuesto para cada uno de ellos.

Ahí resulta clave el saber hacer de cada hotelero. La mayoría han optado por reforzar plantillas. Muchos han planificado equipos de refuerzo. Y prácticamente todos han apostado por adaptar su software de gestión informática a la contabilidad del impuesto. Luego están los que tiran de experiencia y picardía para o tener preparado el ticket con el cargo para los clientes que esperan recibir, o para hacerles una recibo provisional que luego les facturan durante sus siguientes días de estancia.

En cualquier caso, el nuevo impuesto no supuso más que un reto burocrático. Poca cosa para una industria hotelera como la mallorquina, que lleva ya varias décadas exportando capacidad de gestión. "Lo que estamos viendo claro es que los hoteles se han organizado muy bien. El reglamento del impuesto nos convierte en los sustitutos del contribuyente, tenemos que encargarnos de recaudar, y por eso todos nos hemos preparado para atender la legalidad. Eso ha repercutido en aumento de personal, para no enredar en recepción", explica Sebastià Darder, presidente de los hoteleros de Magalluf y Palmanova.

Aglomeraciones

Ese refuerzo de turnos de trabajo permite a los hoteles responder con agilidad cuando se les presenta un autobús de 50 viajeros a la una de la madrugada. "Llegan del viaje, cansados, y en vez de hacer el check-in rápido pues con esto del impuesto la cosa se puede retrasar un poco en el tiempo, por eso la ampliación de plantillas", añade Darder, que ayer tuvo más trabajo a cuenta de los medios de comunicación que le preguntaban por la nueva ecotasa que por culpa de las incidencias reportadas por los hoteles.

Más que nada porque no hubo. Lo reconocían los hoteleros y lo ratificaban en las consellerias de Turismo y Hacienda del Govern. De hecho, ayer era la fecha clave, pero hay empresarios que llevan ya varios días cobrando el tributo. Casi todos lo están reclamando y cobrando cuando llega el cliente, y los que entraron hace unos días y salen después del día 1 de julio ya lo han pagado. Aunque casi todos son flexibles: lo notificaron en el momento de la reserva, se lo repitieron al cliente al entrar y se lo cobran durante la estancia. La mayoría lo pagan al principio y algunos lo harán al final. Ninguno da problemas. Y a todos se les repercute, por contradecir otra de las tesis pasadas de la Federación Hotelera, aquello de que muchos hoteleros en vez de cobrarlo lo asumirían en la cuenta de resultados. No está siendo el caso.

Facilita la implantación del tributo que los turistas hayan sido informados por varios canales: hubo campañas del Govern en los países emisores, y a eso se unió la notificación de los propios hoteles en el momento de la reserva y los avisos que han dado a sus clientes los touroperadores. El resultado es que por una vez en Mallorca todo ha ido mucho mejor de lo esperado. "La verdad es que no ha habido problemas con los clientes, aunque no nos podemos poner en la piel de cada persona, y algunos habrá que lo habrán recibido mal", subrayaba el presidente de los hoteleros de Magalluf. Y la misma satisfactoria falta de problemas relataban hoteleros de Alcúdia, Platja de Palma, Cala Ratjada o Muro, que coincidían en resaltar el trabajo de planificación que han hecho las propias empresas.

Con todo, se expresaba satisfecho también el vicepresidente del Govern y conseller de Turismo, Biel Barceló (Més), que hablaba de "total normalidad y tranquilidad". "Los turistas están acogiendo bien el impuesto. Los establecimientos lo están gestionando bien, igual que los touroperadores. Veremos cómo va en los próximos días y semanas, pero estamos convencidos de que no habrá ningún problema", zanjaba el vicepresident, en parte aliviado por el hecho de que por una vez la noticia sea la normalidad.