No tener titulación más allá de la Educación Secundaria (o ni siquiera eso) no supone en Balears un obstáculo tan grande a la hora de encontrar trabajo como los en las otras comunidades autónomas. La tasa de población que no ha estudiado más allá de la ESO y está trabajando llega en las islas al 78%, mientras el promedio nacional es del 72%. En otras comunidades, como Asturias, la tasa de actividad de estas personas con este nivel de formación se queda en el 60%.

Así lo reflejan los últimos datos hechos públicos por el ministerio de Educación, que se refieren a 2015 y cruzan las estadísticas de nivel de formación con las de la Encuesta de Población Activa.

Sin embargo, aunque la falta de titulación en Balears no frena tanto el acceso al mundo laboral como en otras comunidades autónomas, las estadísticas del Ministerio también prueban que en las islas a mayor nivel de formación, menos paro. La tasa de actividad de la población balear con estudios superiores (universitarios o de FP de grado superior) es la más alta del país al llegar al 92,7%, frente a una media nacional que se queda en el 89%.

¿Por qué se colocan tan bien los universitarios del archipiélago? Porque aquí hay menos universitarios que en las otras comunidades. Hay menos competencia. La tasa neta de escolarización universitaria en España es del 29,4% mientras que en Balears se queda en el 11%.

Todo es una pescadilla que se muerde la cola: si hay más fracaso y abandono escolar temprano en el archipiélago que en el resto del país, es lógico que la proporción de titulados en formación superior (tanto universitaria como de FP) se quede a años luz del promedio estatal.

Recordemos que la última referencia de abandono escolar temprano -población de entre 18 y 24 años que dejó de estudiar tras acabar la ESO y no sigue ninguna titulación- vuelve a colocar a Balears en la cola del país, con un 26,7% de jóvenes sin título más allá de la Secundaria. A nivel estatal, uno de cada cinco españoles ha colgado la mochila y dado por finiquitada su etapa formativa.

El abandono escolar en Balears -y en toda España- descendió coincidiendo con la crisis y el parón laboral que se cebó con sectores como el de la construcción. En 2008, año de arranque del descalabro económico, el porcentaje de abandono precoz llegó en las islas al 42,5%. Al año siguiente, la tasa ya bajó dos puntos porcentuales y la caída se notó especialmente en 2011, cuando por primera vez en la historia se situó por debajo del 30%. En 2014, coincidiendo con los primeros síntomas de recuperación económica, el abandono volvió a subir: la proproporción de jóvenes que dijeron adiós a los estudios remontó hasta el 32%. En 2015, vuelve a bajar hasta el 26,7%.

Desde el Gobierno se ha atribuido esta bajada a la aplicación de la LOMCE, aunque los sectores críticos con esta ley -que solo cuenta con el apoyo del PP- no secundan esta teoría ya que, recuerdan, esta ley ni siquiera está del todo aplicada. Su aplicación en toda la Primaria, ESO y Bachiller no culminará hasta el próximo curso.

Sí hay un efecto derivado de la LOMCE que puede haber hecho bajar las tasas de abandono escolar, aunque sea solo en los papeles. Y es que los estudiantes que antes hacían Programas de Cualificación Profesional Inicial (PQPI, en sus siglas en catalán) antes se incluían en la proporción de abandono. Ahora estos estudios han sido sustituidos por la FP Básica y sus alumnos no cuentan como población que ha dejado los estudios pese a no tener la ESO.