Mario Pascual, el abogado de Urdangarin, fue en su última intervención como defensor en el juicio del caso Nóos un fiel reflejo de su personalidad dialogante que ha mantenido durante este proceso. El letrado defendió la inocencia de su cliente, pero sin atacar a nadie. Lo máximo que se atrevió, aunque sin citar su nombre expresamente, fue criticar al exjefe de la Casa Real, Rafael Spottorno por descalificar la actuación del marido de la Infanta antes de que le citara el juez a declarar. "Quien esté libre de pecado que tire su primera piedra", señalando la implicación de Spottorno en el caso de las tarjetas black.

Pero el abogado quiso que al tribunal, a través de su informe, le quedara muy claras dos cuestiones. La primera, que Urdangarin no se enriqueció a través de su gestión en Nóos. Y la otra es que si el cuñado del Rey logró convencer a los políticos para que financiaran con fondos públicos sus proyectos era, no por ser el marido de la infanta Cristina, sino porque lo que presentaba era interesante. "Ni indujo a Ballester, ni a Flaquer, ni a Matas, ni a ninguno de ellos para que de forma premeditada tuvieran que infringir las leyes".

A pesar de las numerosas pruebas que apuntan a lo contrario, Mario Pascual sostuvo que a partir del año 2006 su cliente rompió su vinculación con el instituto Nóos. Y que los siguientes proyectos en los que colaboró con la organización, ya no lo hizo como directivo y, por tanto, sin recibir ninguna retribución económica. "A partir de 2006 ya no recibe dinero de Nóos", señaló el letrado, que insistió en que "lo único que hizo fue realizar algunas llamadas", refiriéndose a la comunicación que tuvo con Pepote Ballester, pidiéndole que el Govern pagara una factura pendiente.

La defensa entró a valorar la condición de que Nóos sea una institución sin ánimo de lucro. "La ausencia de lucro solo impide el reparto de beneficios entre sus socios, pero no prohibe que se pueda ganar dinero". Comparó el instituto Nóos con el FC Barcelona, "que tampoco tiene ánimo de lucro", pero insistió en que esta condición no obliga a ninguno de sus socios "a trabajar gratis".

Como ya hiciera durante la fase de interrogatorios, el abogado de Urdangarin atacó a los dos hermanos Tejeiro, Marcos y Miguel, y les acusó de ser los responsables de que hayan aparecido facturas falsas atribuibles a su cliente. "Urdangarin siempre fue una persona muy confiada. En documentos de Aizoon le falsificaron las firmas". El letrado consideró injusto, comparando con la situación de otros imputados, que a su cliente ninguna acusación le haya reconocido ni una sola atenuante, como podría ser la reparación del daño. Recordó que Urdangarin "ha entregado la mitad del dinero de la venta de su casa de Barcelona y el precio de un piso en Palma que ha vendido hace poco", señaló el letrado, que detalló al tribunal que otro acusados, solo con el compromiso de que van a pagar, sí se les ha reconocido esta atenuante.

En todo momento el abogado quiso desvincular al marido de la infanta Cristina con todas las irregularidades que se han encontrado en la contabilidad del instituto Nóos. Pascual Vives insistió en que el cuñado del monarca no controlaba la contabilidad del instituto Nóos. "Cuando en el año 2006 abandonó el instituto se fue con lo puesto. No se llevó ni su ordenador, ni tampoco otros papeles. Se fue sin nada", señaló. Y sobre el tema económico, insistió en que su cliente "nunca ordenó que se emitieran facturas falas. Quien confeccionaba estos documentos era Marco Tejeiro, no Urdangarin".

También señaló que, pese a la intensa investigación que se ha realizado sobre el instituto Nóos y sus actividades, se ha podido comprobar que Urdangarin no desvió dinero al extranjero, ni ha tenido ninguna cuenta bancaria en algún paraíso fiscal. Y negó que hubiera percibido un solo euro por su contribución a que Madrid fuera la organizadora de unos juegos olímpicos. "Ni tenía poder en la fundación Cultura, Deporte e Integración Socia, ni firma en los bancos. Las gestiones que realizó fueron altruistas. Colaboró por su país y por algo que lleva dentro que es el movimiento olímpico".

Delito fiscal

También intentó desmontar la acusación de delito fiscal que le atribuyen a su cliente por la tributación profesional que realizó a través de su empresa Aizoon. Con independencia del sistema que utilizó para declarar estos ingresos, el letrado recordó que las empresas estaban obligadas por ley a retener, para ingresarlo en Hacienda, una parte del dinero que pagaban a sus empleados. Y cuestionó que la Agencia Tributaria haya "tenido que levantar el velo para imputar un delito fiscal a Urdangarin", quien ayer estuvo presente en el juicio mientras su abogado exponía su informe.