En Madrid no gustó nada el proceder de Cañellas y Matas para derrocar a Cristòfol Soler. Sin embargo, desde la calle Génova 13, donde está ubicada la sede central del PP, miraron para otro lado y no se metieron con contundencia contra los conspiradores. Una anécdota curiosa es que Cristòfol Soler tenía una cita en Madrid con José María Aznar, que hacía unos meses había llegado a la Moncloa como presidente del Gobierno. El encuentro estaba programado para varios días después de producirse la rebelión y que Soler presentara la dimisión. No obstante, hasta la elección de un nuevo inquilino del Consolat, Soler continuaba siendo el president del Govern de les Illes Balears en funciones.
Pese a ello, pocos días después de conocerse el golpe de mano, desde la Moncloa llamaron al Consolat de Mar para anular la cita que Soler tenía con Aznar. El motivo alegado es el habitual en este tipo de casos: "problemas de agenda". No se dio ninguna otra explicación y Soler se quedó en Mallorca.
El todavía president del Govern estaba dispuesto a desplazarse hasta Madrid para tratar varios asuntos pendientes de la comunidad con el recién elegido presidente del Gobierno. Entre otras cosas porque no podía dejar el cargo hasta que le nombraran un sustituto y, por consiguiente, continuaba en funciones. Era durante el tiempo en que se estaba preparando todo para celebrar la votación en el Parlament para elegir a Jaume Matas nuevo president del Ejecutivo autonómico.
