El hotelero mallorquín ha reconocido que si aceptó vender este hotel a la familia Ruiz Mateos fue por la solvencia económica que aparentaba. Sin embargo, la realidad es que la familia del poderoso empresario es que sufría una "desastrosa situación económica". Cuando dejaron de pagar las cuotas mensuales los compradores alegaron que padecían un problema de tesorería y que esta falta de liquidez era solo puntual. Pero la realidad era muy diferente. Estaban en quiebra. La principal empresa que tenía el grupo de Rumasa entró en un concurso voluntario de acreedores con un pasivo de más de mil millones de euros. Los Ruiz Mateos dominaban varias sociedades, pero funcionaban con una caja única.