Miquel Parets Serra, un sacerdote mallorquín que durante casi 60 años ha dado ejemplo de entrega, valentía y amor al prójimo en misiones de Burundi y Perú, ha fallecido, a los 84 años, en su último destino en ese país latinoamericano, donde se ocupaba de tareas pastorales en dos presidios.

Miquel Parets nació en Santa María del Camí, donde mañana, a las 8 de la tarde, están previstos sus funerales en la iglesia parroquial,

El valiente misionero fue ordenado sacerdote en 1957 y en 1961 inició sus tareas de evangelización en Burundi. Parets fue uno de los impulsores de la colaboración de la diócesis de Mallorca con el país africano y en 1965 viajó a la isla acompañando a Nestor Bihonda, obispo auxiliar de la archidiócesis de Gitega, que estrechó lazos con el obispo de Mallorca Rafael Álvarez.

Según recordó ayer el obispado de Mallorca, Parets comenzó en la Semana Santa del 1973 su calvario personal al ser acusado por las autoridades civiles de Gitongo por supuestas actividades políticas. En los juicios se demostró la falsedad de las imputaciones, pero el fallecido se vio forzado a abandonar la provincia de Gitega. Parest empezó entonces un éxodo por varias parroquias, hasta que fue expulsado del Burundi en octubre de 1979, junto a otros 52 misioneros.

El fallecido regresó a Burundi en 1990, pero también ayudó a los más necesitados en Perú en dos etapas durante 8 años. Parets tuvo que dejar forzosamente otra vez Burundi tras estallar en 1993 la guerra entre hutus y tutsis.

El sacerdote fue enterrado ayer en el santuario de San Martín de Porres de Perú.