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La controvertida reforma de la Comandancia

Las obras para arreglar las deficiencias estructurales de los sótanos de la sede de la Guardia Civil en Palma afrontan su recta final, después de cuatro años y con un segundo proyecto licitado para solucionar las carencias que dejó el primero. Muy criticadas por algunos guardias, que las consideran una chapuza; el coronel jefe de Balears las defiende: "Se han hecho de forma correcta"

La exdelegada del Gobierno, Teresa Palmer, durante una visita a las obras de la Comandancia, en 2014. guardia civil

“Cada vez que le pregunto al jefe cuándo acabarán las obras me asegura que para la fiesta de la Patrona (el 12 de octubre). Pero hace tres años que me lo dice”. Pedro Santos, secretario general de la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC) de Balears, es una de las voces críticas con el resultado de la reforma de los bajos del edificio la Comandancia, en Palma. No es la única. Son muchos los guardias que en los últimos años han cuestionado -con la boca pequeña, que es un cuerpo militar en el que quejarse no está bien visto- la marcha de unas obras que debían solucionar las graves deficiencias de los despachos que ocupaban la mayoría de los grupos operativos, hasta calificarla de “chapuza colosal”. De hecho, fue necesario convocar un segundo concurso hace un año para solucionar las graves carencias que había dejado el primero. Frente a estas voces, el coronel jefe de Balears, Jaime Barceló, defiende que los proyectos han sido ejecutados correctamente: “Las cosas se han hecho bien, las deficiencias se han arreglado, y muchos de los que lo critican no saben realmente lo que se ha hecho”.

La sede de la Comandancia de la Guardia Civil de Balears, ubicada en una gran casa-cuartel en la calle Manuel Azaña, fue inaugurada en 1984. Parte de los sótanos del enorme complejo están dedicados al aparcamiento, pero también allí había una quincena de despachos de grupos operativos, como la Policía Judicial, el Seprona o Tráfico. También estaban los dormitorios para guardias de paso, el salón de actos o el bar del recinto.

Estas dependencias subterráneas habían quedado obsoletas. Las oficinas carecían de ventilación y luz natural, e incumplían las más básicas normas de salud laboral vigentes hoy en día. Además sufrían filtraciones y goteras, y cuando llovía era habitual que los guardias tuvieran que colocar cubos para recoger el agua. La necesidad de una reforma integral se hizo evidente en los últimos años.

Tras largos preparativos, que incluyeron la búsqueda de unas oficinas provisionales para todos los grupos de la Guardia Civil que deberían desplazarse durante el tiempo que durase la reforma, la dirección General de la Guardia Civil dio luz verde al proyecto de reforma. El personal afectado se mudó en octubre de 2012 a un edificio de alquiler en Son Rapinya, donde aún siguen.

El anuncio del proyecto se publicó en el Boletín Oficial del Estado en julio de 2012 y en él se contemplaban “obras de rehabilitación de la cubierta y desperfectos varios en el acuartelamiento de la Guardia Civil en Palma de Mallorca”. En el anuncio se especifica que se trataba de “trabajos de construcción de cubiertas y estructuras de cerramiento y trabajos conexos”. La estimación del presupuesto de la obra realizada por la Jefatura de Asuntos Económicos de la Guardia Civil era de 3.144.748 euros. Fue adjudicado a Fomento de Construcciones y Contratas, que presentó la oferta más ventajosa: 1.824.583 euros.

La ejecución de los trabajos despertó pronto las suspicacias entre muchos de los guardias civiles que los presenciaron. Los testigos hablaban de materiales aparentemente de baja calidad, reutilización de los elementos -como las puertas de los despachos- y trabajadores que parecían poco competentes. Además no incluía las instalaciones de fontanería, electricidad y conexiones informáticas, imprescindible en unos espacios dedicados a oficinas.

“Parece ser que cogieron la oferta más barata con la idea de ir ampliando el presupuesto sobre la marcha, como era habitual antes”, comenta Pedro Santos. “Pero la empresa se encontró con que se negaron a pagar incrementos del presupuesto, así que tuvieron que recortar las obras al máximo. El resultado es que dejaron las instalaciones en muy malas condiciones. Los sótanos seguían inhabitables, pero aquí nadie replicó ni se quejó. Aunque hubo que encargar otro proyecto para terminar de arreglarlo”.

“No ha habido chapuzas”

“Eso es falso”, afirma el coronel jefe de la Guardia Civil, Jaime Barceló, cuestionado sobre la mala ejecución de las obras. “La Comandancia tenía desde hace años un grave problema de filtraciones de agua. Se hizo un proyecto de impermeabilización, que se ejecutó correctamente. Pero había que terminar de arreglarlo y adecentarlo, así que fui a Madrid y conseguí que aceptaran la petición. Se hizo otro proyecto, con el que tendremos unas dependencias dignas, tanto para los guardias como para los ciudadanos. Pero aquí no hubo ninguna chapuza, se trata de trabajos continuados que se dan en todas las construcciones que ya tienen unos años”.

El BOE publicó la licitación de la segunda obra de reforma el pasado mes de febrero. El contrato establece como objeto “obras de instalación eléctrica y rehabilitación parcial de las dependencias oficiales de la Comandancia de la Guardia Civil en Palma de Mallorca”. El presupuesto estimado de la obra es de 838.262 euros. El proyecto se ha adjudicado a la empresa ACSA, que presentó una propuesta por 553.501 euros.

Estas nuevas obras han provocado también algunas críticas, ya que los obreros han tapiado algunas ventanas y han cubierto con ladrillos una pared de vidrio que pretendía facilitar luz natural. Al parecer se hace para adecuar las oficinas a la actual normativa antiincendios. Los testigos relatan que, al menos, los trabajos avanzan a buen ritmo.

Preguntado sobre cuándo está previsto que concluyan las obras, el coronel Barceló es tajante: “Para la Patrona, seguro”.

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