"¿El peor momento?... No sé, probablemente cuando se te muere el primer paciente. Con nuestra especialidad (cardiología) estás más en contacto con situaciones críticas y el primer fallecimiento te provoca un fuerte impacto emocional. ¿Por qué? No lo sé. Se produjo durante mi segundo año de residencia y quizá me afectó más porque había tenido una relación previa con el paciente fallecido".

Quién así responde es Luis Asmarats, que este mes de mayo acaba de terminar en Son Espases los cinco años de residencia que requiere la especialidad de cardiología. Una residencia que, en contraposición de lo descrito más arriba, ha terminado con lo que ha sido uno de los momentos más gratificantes de su formación: el reconocimiento por parte de sus compañeros y tutores como el residente más sobresaliente de la promoción que llegó ahora hace cinco años, en mayo de 2011.

Asmarats estudió en la Universidad de Barcelona, en Bellvitge, precisa. Tras examinarse para el MIR, dentro las posibilidades que le ofreció la puntuación obtenida, optó por hacer la especialidad en Son Espases "por proximidad geográfica y cultural".

"Ya tenía claro que quería hacer cardiología y el hecho de poder especializarme en un hospital terciario de referencia era una opción muy atractiva. Fui la primera promoción de médicos interno residentes que llegó a Son Espases, aunque Son Dureta ya atesoraba una experiencia de treinta años formando a médicos. Así, en mi decisión pesaron dos factores: el hecho de venir a un hospital recién estrenado y dotado de la más moderna tecnología y el bagaje docente", explica el ya flamante cardiólogo los motivos que le llevaron a elegir el hospital de referencia de Son Espases.

Asmarats se deshace en elogios sobre el servicio de cardiología que le ha acogido durante estos últimos cinco años: "Es un servicio muy completo que cuenta con todas las subespecialidades. Arritmias, imagen cardiaca, cardiología clínica y hemodinámica que, además, desarrolla el programa código infarto que está activado las veinticuatro horas del día los 365 días del año, una actividad de la que no pueden presumir todos los hospitales", resalta el cardiólogo aludiendo al protocolo que permite atender a un paciente infartado de manera precoz desde el momento en que es trasladado en ambulancia al hospital.

El único pero que le pone este residente es que carece de un programa de trasplantes cardiacos pese a que, asegura, "uno de sus puntos fuertes es que trabaja muy estrechamente con un servicio de cirugía cardiaca cuyos integrantes están sobradamente preparados para hacer este tipo de intervenciones. Técnicamente están muy capacitados", subraya.

Además, resalta, "en los últimos años el servicio de cardiología de Son Espases siempre se ha mantenido en el top 20 (reconocimiento nacional que premia tanto los registros asistenciales como los de gestión). Cada vez hay que sacar una mejor puntuación en el examen para el mir para poder optar a venir aquí".

Sobre la formación recibida, Asmarats señala que el programa docente esta "bastante estandarizado" y que los residentes "no nos sentimos en ningún momento solos, siempre tienes un punto de apoyo".

Pero la formación de este cardiólogo en Son Espases no ha terminado. El mes que viene comienza a especializarse en hemodinámica y cardiología intervencionista coronaria -básicamente, cateterismos y colocación de stents (muelles) en las arterias obstruidas- y estructural -reemplazos valvulares mínimamente invasivos-.

Asmarats empieza esta subespecialización en Son Espases pero ya tiene apalabrado completarla en Canadá, concretamente en un centro monográfico de cardiología de Quebec. Preguntado sobre cuándo se trasladará a Canadá, responde con cautela que se trata de "una opción a corto y medio plazo".

Por último, sobre si existe calidad docente entre los médicos en ejercicio para ofrecer enseñanza de calidad en la futura facultad de Medicina, Asmarats no duda en afirmar que "hay buenos formadores entre los clínicos. Además, este proyecto educativo está auspiciado por dos profesionales muy reconocidos como son los doctores Bonnín y Fiol. Está claro que el hecho de que un hospital esté vinculado a una facultad aumenta su calidad docente y asistencial y potencia sus proyectos de investigación".