Constantin Dragan, uno de los empresarios más ricos de Rumanía, murió en Palma en el año 2008. Y desde la isla controló su imperio económico dedicado al negocio del gas licuado. Su hijo mayor, al que nunca reconoció (fruto de una relación extramatrimonial) acudió a los tribunales de Palma para que se le reconociera su derecho a percibir una parte de la herencia, valorada en más de cien millones de euros. Y aunque inicialmente los jueces le dieron la razón a este hijo ilegítimo, ahora la Audiencia de Palma considera que este pleito económico derivado de la disputa de la herencia no lo deben resolver los juzgados españoles. Aunque el empresario murió en Palma y pasaba la mayor parte del tiempo en su casa del Paseo Marítimo, el magnate tenía la nacionalidad griega. Por tanto, si el hijo, que nació en 1970, quiere continuar reclamando la parte de la herencia que pudiera corresponderle, deberá hacerlo en un juzgado de Grecia.
Este hijo ilegítimo, Michael Periklis Fing, nació en 1970, pero su padre nunca lo reconoció. Tuvo que ser un juez alemán el que declarara que el joven era hijo de Dragan. Sin embargo, su padre nunca lo incluyó en el testamento que escribió a mano, en el que nombraba heredera a su esposa, hija de un general rumano que fue jefe del Estado Mayor, y sus tres hijos que a día de hoy son menores. Uno de ellos, nació en Palma.
Sobre esta disputa de la herencia ya se han producido varios pronunciamientos en los juzgados de Palma. La juez de primera instancia sostuvo que el pleito no podía resolverse en Palma, por cuanto el difunto tenía la nacionalidad griega, con independencia de que hubiera residido durante mucho tiempo en la isla. Sin embargo, esta decisión fue rectificada por la Audiencia, lo que obligó a la juez a entrar en el fondo del caso. Así, dio la razón al hijo ilegítimo, por cuanto legalmente tenía derecho a recibir una parte de la herencia, aunque la juez no establecía la cantidad económica que le correspondía. Esta sentencia fue recurrida de nuevo ante la Audiencia. Se repitió otra vez el argumento de que los jueces españoles no tenían jurisdicción para resolver este conflicto familiar. Y en esta ocasión sí le dan la razón a la parte contraria, es decir, a la viuda de Dragan y a sus tres hijos legítimos. La demanda no se va a resolver en España. Si el hijo no reconocido quiere seguir luchando por sus derechos, tendrá que hacerlo en los tribunales griegos.
Nacionalidad española
Debido a los años en los que Constantin Dragan vivió en Mallorca, en el año 1978 adquirió la nacionalidad española. Sin embargo, en el año 2000, también por residencia, logró la nacionalidad griega.
El empresario de origen rumano dejó un testamento escrito, que redactó en Milán en el año 2004, aunque no lo ratificó delante de un notario. En el documento realizó un reparto de sus bienes y solicitó que el testamento se sometiera al derecho griego. Además del reparto económico, Dragan estableció una serie de requisitos. Nombró a su esposa ejecutora de su testamento, para que continuara la actividad económica y cultural que había iniciado. De hecho, Dragan creo una fundación cultural y una de sus sedes la estableció en Palma, aunque en estos momentos no tiene actividad.
El hijo no reconocido intentó, aunque finalmente no lo ha logrado, que este pleito por la herencia se resolviera en Palma, puesto que fue en esta ciudad donde su padre mantenía sus vínculos más estrechos, como muestra que falleciera en la isla.
