La odisea de aparcar en Son Espases, al menos en la zona gratuita reservada para los trabajadores, se repite mañana tras mañana. Y en la jornada de ayer, empleados del hospital se pusieron en contacto con este diario para denunciar que se encontraron con los accesos cerrados cuando, aseguraron, en el interior de la infraestructura había plazas de aparcamiento vacías.

"De ahí nuestra indignación. Porque tienes que aparcar tu coche en la zona de pago del aparcamiento habiendo sitio en el lugar que nos han reservado para nosotros de forma gratuita", explicó una delegada sindical.

Puestos en contacto con el departamento de comunicación del hospital, este señaló que ayer, como cualquier día laboral, se actuó de la misma manera.

Explicaron que la zona reservada de forma gratuita para los trabajadores cuenta con un total de 944 plazas de aparcamiento. Y que cada mañana, a pesar de que el turno laboral comienza mayoritariamente a las ocho, los trabajadores acuden con bastante antelación para encontrar un sitio en el que estacionar su vehículo.

Pese a que los empleados cuentan con una tarjeta identificativa que levantaría las barreras tras pasarla por un lector, a primera hora de la mañana esta acción es del todo irrealizable. No al menos si no se quiere colapsar la rotonda de acceso e incluso la Vía de Cintura adyacente, tal es la aglomeración de vehículos en esa hora punta.

Colapso circulatorio

Por este motivo, las barreras de acceso a la zona del parking destinada a los trabajadores permanecen totalmente abiertas para facilitar un tráfico más fluido y evitar un colapso circulatorio. Una vez que el tránsito cede, los operarios del parking proceden a cerrar las barreras con la certeza de que este zona ya está llena a rebosar.

Ayer actuaron de la misma manera. El problema surgió cuando varios trabajadores a los que se les había impedido el acceso a esta zona gratuita constataron después que había en ella varias plazas vacantes.

Fuentes de la concesionaria del hospital admitieron que ayer había al menos 11 plazas libres pero que en el espacio reservado para 944 vehículos estaban estacionados no menos de mil, circunstancia que también se produce cada día.

Así, se ha instado reiteradamente a los empleados que aparquen correctamente y que no bloqueen vías de circulación y rampas de acceso en el interior de la infraestructura, amenazándoles incluso con el uso de una grúa que retiraría los vehículos peor estacionados. Pero ninguna medida está obteniendo resultados satisfactorios.

Mientras, los trabajadores denuncian que con la acción de levantar las barreras a primera hora de la mañana sin ningún control se permite el acceso a la zona de coches de particulares no autorizados, que ocupan plazas de aparcamiento reservadas para el personal laboral.

Desde la concesionaria se explica que durante las mañanas, al comprobar que quedan algunas plazas vacantes, se dedican a llamar a los trabajadores propietarios de los vehículos peor estacionados -por las matrículas saben quiénes son los conductores menos cívicos- para que procedan a aparcarlos en uno de estos sitios libres, pese a que son conscientes de que esta acción conlleva una pérdida de tiempo de su jornada laboral.

Asimismo, como posible solución para los trabajadores que quieren seguir intentando hallar un hueco para estacionar su vehículo en una zona aparentemente ya completa, la concesionaria recuerda que la entrada norte del parking -a la que se accede como si llegaras desde Valldemossa- está permanentemente abierta.

En cualquier caso, este aparcamiento parece maldito y sin solución. Y quizá el único problema radique en que los trabajadores y usuarios del hospital no puedan consentir que, a diferencia de lo que ocurre con los otros aparcamientos de los hospitales públicos de la isla, en este haya que pagar por aparcar.