Iñaki Urdangarin cargó al Govern balear facturas por la compra de un reposapiés y de un viaje privado de una empleada suya a Santo Domingo, como si fueran gastos de los foros sobre turismo y deporte, organizados con fondos públicos en 2005 y 2006, según declaró ayer ante la Audiencia la inspectora jefe del grupo de Delitos Económicos de la Policía que investigó el caso Nóos. La testigo explicó que las facturas aportadas por Nóos para tratar de justificar el destino de los 2,5 millones de euros del Govern para los foros fueron "un desbarajuste" y algo "poco serio".

La inspectora aseguró al tribunal que la pista para detectar los presuntos desvíos de fondos millonarios de Nóos con los eventos de Palma y Valencia nació de un documento incautado en el registro de Nimbus, la agencia de publicidad próxima al PP.

Según la policía que coordinó al equipo investigador de Nóos, Diego Torres entregó al juez Castro facturas que nada tenían que ver sobre los seminarios sobre turismo y deporte. Muchos de esos cargos se rechazaron porque eran anteriores a la firma del convenio entre Nóos y el Govern de Jaume Matas, otros no fueron admitidos porque eran gastos de mantenimiento o equipación de la sede del instituto en Barcelona, mientras que el resto correspondían a los foros organizados en Valencia, los Juegos Europeos y hasta la Copa de América.

Ingresos como si fueran gastos

"Presentaron facturas de patrocinadores privados de los foros, un dinero que ellos habían cobrado como si lo hubieran pagado", resaltó la jefa de Delitos Económicos.

La testigo también elaboró un informe sobre los gastos que los exduques de Palma cargaron a Aizoon, la consultoría e inmobiliaria que poseen al 50% y que eran ajenos a esa empresa. Entre esas facturas se hallaba la compra de un cuadro en una galería, "que fue encargado por la infanta doña Cristina"; "muchas comidas y viajes", "fiestas infantiles" , una tostadora y mobiliario y obras de su palacete en Pedralbes.

La inspectora jefe fue tajante en limitar la relación de la Infanta con el entramado de Nóos al hecho de que tenía contratados a sus empleados del servicio doméstico en Aizoon. "La Infanta no trabajó en Nóos", sentenció la inspectora. Sus subordinados corroboraron después esa afirmación.

Los trece agentes citados como testigos explicaron cómo investigaron el caso: el análisis de las facturas aportadas por Diego Torres, el interrogatorio de los proveedores y empleados del entramado Nóos, los registros en los domicilios de Diego Torres y su cuñado Marco Tejeiro, contable del grupo, y en las sedes de varias empresas en Barcelona y el análisis de la documentación intervenida y de todos los datos recabados.

Sobre los registros, los testigos recordaron al tribunal cosas curiosas: como que el servicio doméstico de la casa de Torres no les quiso abrir la puerta y tuvieron que saltar un muro; el hallazgo en la caja fuerte de éste de un fajo de billetes con un papel encima que decía "B"; o la sensación de que se habían destruido documentos en el despacho del asesor empresarial Salvador Trinxet, que fue allanado el segundo día de la operación.

La operación policial también permitió intervenir documentos clave para las pesquisas, como un croquis de la trama internacional de Nóos con ramificaciones en Belice, Londres, Panamá y España. Los agentes también destacaron que Diego Torres en su interrogatorio en comisaría parecía noqueado y aludió a secretos de estado para no responder a algunas preguntas.

Por otro lado, el tribunal decidió mantener como testigo a Federico Rubio, que hacía las declaraciones de la renta de los miembros de la Familia Real.