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Mallorca en los paraísos fiscales

Dos bufetes de abogados de Palma con pasado polémico aparecen en los papeles de Panamá

Los Feliu, investigado por Anticorrupción, aparecen en empresas offshore en las que comparten accionariado con el fundador de Mossack Fonseca

Registro de uno de los despachos de los Feliu, en 2013, durante la operación Relámpago de la policía y de Anticorrupción.

En los mismos papeles de Panamá que han revelado la actividad en paraísos fiscales de celebridades como Messi, políticos como el exministro Soria y poderosas sagas empresariales como los Escarrer y los Riu figuran también dos apellidos ligados a episodios sonados de la historia reciente de las islas: Feliu y Cuart. En ambos casos identifican a familias de abogados que estuvieron en el centro de dos de los escándalos de más repercusión de las últimas tres décadas. El bufete Feliu saltó a las portadas en 2007 durante la llamada operación Relámpago. Con ella Anticorrupción desmanteló una red de fraude fiscal que salpicó a personajes como la cantante Ana Torroja o los multimillonarios ingleses de la familia Hore. En el caso del despacho Cuart, su historia se remonta a tiempos de Cañellas, cuando el abogado y financiero Antonio Cuart Ripoll (fallecido en el año 2005) se hizo con la construcción y explotación del túnel de Sóller (1988). Se los adjudicó el expresidente Gabriel Cañellas (PP), que compartió con Cuart consejo de administración en la empresa Salinera Española. El Tribunal Superior de Balears verificó que Cañellas incurrió en un delito de cohecho, pero no le condenó por haber prescrito el plazo para hacerlo.

Veinte años después, Cuart Abogados vuelve a la actualidad en los papeles de Panamá, en los que el bufete, ya con los hijos y herederos de Antonio Cuart al frente, ejerce de intermediario en varias operaciones. La primera de ellas es la única que sigue activa, pese a que data de marzo de 1982. En ella Cuart Abogados colabora en la creación de la empresa panameña White Rock Enterprises. Cristóbal Cuart Sintes, hijo de Antonio Cuart, es el director y tesorero de la compañía. Él mismo confirmaba ayer a este diario la relación de la empresa con los papeles de Panamá, aunque la desliga de cualquier tipo de ilegalidad y aclara que la sociedad White Rock está aún activa porque el cliente sigue detentando a través de ella "un activo inmobiliario".

El propio Antonio Cuart aparece en otras empresas panameñas, la mayoría inactivas y fundadas en los sesenta, cuando el abogado era niño. "Son cargos heredados en esas empresas, que supongo que se fueron creando por petición de clientes. ¿Por qué se hace? Pues por mil motivos. A veces los clientes las usaban por ventajas fiscales, otras por causas familiares [por ejemplo que no se quiere que la esposa o los hijos conozcan la empresa] y luego hay negocios como el naviero en la que casi todo el mundo trabaja con bandera de conveniencia. Entre las que se relacionan con nuestro bufete solo queda activa White Rock", detalla Cuart, que se felicita de la pérdida de relevancia de los paraísos fiscales. "En cualquier país civilizado te piden ya el nombre del beneficiario final de la sociedad, con lo que pierde sentido usar empresas pantalla", explica, en tono amable y pedagógico. Cuart no viene más que a constatar lo evidente: que las sociedades offshore existen porque la legislación lo permite y porque son ventajosas para quien las detenta.

La red de evasión Feliu

Mucho más turbio es el caso de los Feliu, que ha desembocado en condenas judiciales. El bufete Feliu aparece en los papeles de Panamá como intermediario en nueve empresas en paraísos fiscales. En algunas de ellas además forman parte del accionariado. Alejandro Feliu Vidal figura como presidente de empresas panameñas como Tern Holdings, con ramas en Jersey y Gibraltar, en la que es accionista el mismísimo fundador de Mossack Fonseca, Jurgen Mossack, y aparecen en la directiva nombres de sonoridad tan mallorquina como Maria Antonia Ferragut (directora) y Juan Reus (tesorero). También son los Feliu intermediarios de empresas como Leban Corporation, de Guillermo Garuz Oliver, un prolífico empresario que, en el país de los testaferros, tiene a su nombre 554 sociedades, casi todas en paraísos fiscales. Oliver es también el presidente de otra empresa, Howell International, de la que fue intermediario a título personal Alejandro Feliu, como ocurre con otra firma de Panamá, Instan Investiment, ligada solo al nombre del abogado mallorquín. Tanto Alejandro Feliu como sus hermanos José, Gabriel y Miguel han sido condenados como cómplices de delitos fiscales cometidos por diversos clientes a los que asesoraron, como la citada Ana Torroja, los Hore o potentados como la familia rusa Levitszkiy y el británico Ian MacMillan.

El entramado de empresas de los papeles de Panamá en el que surge el apellido Feliu conduce a unas cuantas direcciones de la isla, empezando por la del propio bufete en el Paseo de Mallorca. Hay más. Es el caso de dos empresas de las Islas Vírgenes. Allí tienen sede Sea Time Services y Sea Meadow , con un accionista de referencia, Alan Hoppen, que además de lucir 64 cargos en distintas empresas británicas atiende en una dirección de Puigpunyent. En la misma localidad, ya sin relación con los Feliu, tiene su dirección un tal Fan Xin, accionista de una sociedad de Seychelles, asociada con una compañía de Hong Kong que da servicio a 7.016 empresas de paraísos fiscales. Si el ciudadano Xin habita en Mallorca es probablemente el residente con la red de empresas más extensa.

Fortuna oculta, casa en Mallorca

Es la cara oscura de la globalización, que facilita, de forma muchas veces legal, la desaparición de billones de euros y dólares en las cloacas de un centenar de paraísos fiscales. Un ejemplo mallorquín sirve para entender lo que ha supuesto para la ingeniería financiera la globalización: en Bendinat, cerca del campo de golf, vive un ciudadano chino, Weng Li, que es dueño de una empresa con sede en Islas Vírgenes, cuya propiedad comparte con otros cinco asiáticos, que a su vez se apoyaron en una sociedad de Hong Kong significativamente llamada Offshore Consultant, que colabora con 4.094 empresas que aparecen en los papeles de Panamá, operando en países tan variopintos como Samoa, Seychelles, Estados Unidos o las Islas Vírgenes. Solo en esa sociedad hay mas empresas que inspectores de Hacienda en España. Y no es una firma especialmente grande. Imaginen quién gana la batalla de la globalización, si Hacienda o los especialistas mundiales del blanqueo, que en Mallorca aparecen en direcciones de Portals, Andratx, Pollença, Palma o Santa Ponça.

En la isla habitan de hecho dos decenas de extranjeros que tienen dirección mallorquina y guardan su fortuna en Panamá. Por ejemplo, en la calle Falco, de Cas Catalá, tiene su domicilio la directora de la empresa Rekop LTD, con sede en las Islas Vírgenes desde octubre de 2005. También está relacionada con Portcullis, otra sociedad de Islas Vírgenes con actividad en Tailandia, el Reino Unido, Indonesia y Singapur, que trabaja con otras 30 empresas de paraísos fiscales. Y lo mismo con decenas de casos de extranjeros que dejan claro lo mucho que le gusta al dinero ocultarse en paraísos fiscales y vivir en Mallorca.

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