Durante el primer trimestre de este año se han vendido en Balears 3.066 viviendas, 541 más que durante el mismo periodo del pasado ejercicio, lo que supone un incremento del 21,4%. Los datos facilitados ayer por el Instituto Nacional de Estadística aportan otra información relevante: tres cuartas partes de estos inmuebles son de segunda mano. ¿Eso significa que sean baratos? En absoluto, según subrayan representantes del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de las islas. Porque los precios están disparados al alza de la mano de una fuerte demanda extranjera y de clases altas, lo que supone dejar a muchas familias del archipiélago de rentas bajas sin la posibilidad de acceder a una residencia, ni siquiera en alquiler, al menos en buena parte de Palma y en las zonas del litoral.

Los datos facilitados ayer reflejan el impulso que el sector inmobiliario está registrando en Balears. En marzo se vendieron en las islas 972 viviendas, un 24,5% más que en el mismo mes de 2015, superando ampliamente el aumento medio del país, del 16,8%. En relación a este dato mensual, solo tres autonomías muestran subidas más acentuadas, como Canarias (52,7%), Extremadura (34,6%) y Cantabria (28,5%).

Si se analiza el conjunto del primer trimestre de este año, la cifra de viviendas vendidas en el archipiélago alcanza las 3.066 antes señaladas, de las que 2.361 son usadas y 705 nuevas, lo que refleja que queda muy poco producto de reciente edificación en el mercado (desde el sector promotor se lleva mucho tiempo advirtiendo de la escasez de suelo disponible en los municipios con mayor demanda, como Palma o Calvià y el excesivo precio del mismo).

Pero según indican la vicepresidenta del colegio balear de agentes de la propiedad, Natalia Bueno, y el que fuera presidente de este organismo, José Oliver, el problema radica en que ya sea nueva o usada, el precio de la vivienda en la capital balear y en las poblaciones del litoral está registrando un fuerte incremento por motivos adicionales. En primer lugar, la demanda extranjera está siendo muy intensa (de cada cuatro o cinco que se venden, una es comprada por personas de nacionalidad no española, según afirma la vicepresidenta de los API) que además está dispuesta a pagar precios más altos que los residentes, dado que durante muchos periodos del año la emplean como negocio por la vía del alquiler. Y también muchos españoles están optando por invertir parte de sus ahorros en la adquisición de inmuebles porque su alquiler ofrece en estos momentos una mayor rentabilidad que los depósitos bancarios.

Y esa es la segunda parte del problema. El alquiler también está registrando una fuerte demanda turística (de nuevo en el centro de Palma y en el litoral) a la que se suma la de los isleños que no encuentran casas en venta. Así que también su precio está aumentando de forma notable. Según subraya José Oliver, "apenas hay oferta de pisos en alquiler en muchas zonas porque la demanda es muy superior", un factor en el que incide la comercialización vacacional que se ha registrado durante el pasado invierno y que ha provocado la sensación de saturación que se ha vivido en el centro de Palma.

El resultado de toda esta ecuación, según lamenta Natalia Bueno, es que para muchas familias de Balears -que en un número importante se han visto duramente golpeadas por la crisis y han perdido su categoría de clase media- ya resulta inviable acceder a una residencia, sea en compra o en alquiler, en buena parte de Palma y en los núcleos costeros. En este sentido, pone de relieve que "resulta imposible asumir 800 euros mensuales de alquiler para parejas en las que, si antes trabajaban los dos con sueldos dignos, ahora solo lo hace uno y además con el salario rebajado".