Sociedades en paraísos fiscales como Belice, testaferros residentes en Suiza y con un sueldo anual de 200.000 dólares, fueron algunas de las artimañas utilizadas por el fallecido empresario José María Ruiz Mateos y seis de sus hijos varones para, supuestamente, estafar 14 millones de euros al hotelero mallorquín Francisco Miralles Fornés con la compra del hotel Eurocalas, en Calas de Mallorca.

La hasta hace unos días juez de refuerzo del juzgado de instrucción 3 de Palma, María Pascual, plasma en su auto de 14 folios de fin de instrucción las tretas que, entre 2006 y 2011, utilizó el clan de los Ruiz Mateos para hacerse con el Eurocalas pagando solo 9 millones de euros de los casi 24 millones convenidos con Miralles y conseguir, semanas después, y tras hipotecar el establecimiento, otros 19 millones de euros, que nunca se sabrán a donde fueron a parar.

El patriarca familiar y sus seis hijos usaron la sociedad Calwell Alliance Corp para comprar a Inversiones Grupo Miralles el hotel de Calas de Mallorca.

Según la jueza, Calwell estaba radicada en el paraíso fiscal de Belice y tenía como director a Nicolás Faure, que ha admitido ser testaferro de los Ruiz Mateos a cambio de 200.000 euros anuales y reside en Suiza. Faure está encausado junto a otro supuesto hombre de paja, Zoilo Pazos Jiménez.

Los miembros del clan familiar sostienen que no saben nada de Calwell, pero la magistrada destaca el detalle de que la empresa de Belice facilitó como domicilio de contacto en España una mansión de Somosaguas donde varios de los hermanos tenían su despacho profesional.

En la operación intervino una tercera sociedad, Montumo S.A., que sí era propiedad de los Ruiz Mateos y que teóricamente respondía de que Calwell cumpliera su palabra de pagar a la familia Miralles los plazos del hotel.

Pagarés inservibles

Los Ruiz Mateos compraron el Eurocalas a plazos y firmaron numerosos pagarés de unos 200.000 euros al mes. Entre 2006 y mediados del 2010 los vendedores fueron cobrando esos pagarés, pero en junio de ese último año se cortó el pago.

El fundador de Rumasa y de Nueva Rumasa y sus descendientes avalaron personalmente esos pagarés, pero la jueza señala que ninguno de ellos tenía un patrimonio personal conocido para responder de esas deudas.

María Pascual se declara sorprendida de que unos pagarés vinieran avalados por personas físicas en vez de por bancos u otras entidades.

Los seis hermanos han tratado durante la instrucción de responsabilizar a su padre de toda la operación, una excusa que la juez no se cree. "Lo único que se desprende de su modo de actuar (de los hijos) es que su intención, desde el primer momento, fue la de enriquecerse de manera injustificada, aprovechándose de la falsa imagen que proyectaban porque eran plenamente conscientes de no estar en condiciones de cumplir con sus obligaciones llegado el momento".

Montumo era dueña de otro establecimiento en Torremolinos, el hotel Cervantes, un negocio que hubiese podido servir para garantizar a Miralles el cobro de los pagarés del Eurocalas. Pero la familia de acusados se apresuró a vender el Cervantes en 2007 a Clesa, una de las sociedades estrella de la Nueva Rumasa, dedicada a la industria láctea y que en abril del 2011 presentó un concurso voluntario de acreedores con un pasivo de 1.112 millones de euros.

Clesa insolvente

Los Ruiz Mateos en enero del 2011 ofrecieron a Miralles como garantía del cobro de los pagarés a Clesa en vez de Montumo. La instructora vuelve a resaltar que a principios de 2011 el magnate y sus hijos conocían perfectamente la absoluta insolvencia de Clesa, pero siguieron engañando al hotelero mallorquín con falsas garantías.

La magistrada también analiza en su auto la operación de la hipoteca del Eurocalas, que podría ser constitutiva de un delito de administración desleal.

Miralles no pudo recuperar el hotel pese a los impagos de los pagarés, porque, tras la hipoteca, el banco prestamista tenía los derechos sobre el establecimiento.

Uno de los hermanos acusados reconoció que su padre aplicaba el mismo protocolo cuando compraba un hotel: pago a plazos (pagarés) y rápida hipoteca, por lo que el negocio nunca era garantía del cumplimiento de los acuerdos.

Los Ruiz Mateos hijos no han sabido explicar el destino de los 19 millones, aunque alegan que parte de ese dinero se invirtió en reformar el hotel y otra parte fue a la caja común de Nueva Rumasa. La juez no descarta que el dinero hubiese acabado en los bolsillos de los acusados.