­El exdirector general de Deportes del Govern de Jaume Matas, Pepote Ballester, y el exedil de Deportes del Ayuntamiento de Palma en 2006, Rafael Durán, descargaron ante el juez Castro la responsabilidad sobre las irregularidades en la contratación del vídeomarcador del Palma Arena, entre ellas un importante descuadre económico, en el gerente de ese velódromo Jorge Moisés.

Ballester y Durán fueron interrogados el pasado 31 de marzo como encausados en la pieza separada 18, donde se investiga el supuesto amaño para la adjudicación del vídeomarcador y otras irregularidades, como el pago de una elevada factura extra que infló el coste del equipamiento en más de dos millones de euros. Sus declaraciones fueron grabadas en vídeo y la trascripción fue unida ayer al sumario.

Ballester, que en su día firmó con la fiscalía anticorrupción un pacto de colaboración en todas las piezas separadas del Palma Arena, aseguró no tener ni idea de lo ocurrido con el vídeomarcador, para el que se convocó un concurso internacional a finales de 2006.

El también acusado en el juicio de Nóos explicó que no es "ingeniero ni técnico" y por tanto no pudo aportar nada al concurso, ni participó tampoco en la licitación. Ballester manifestó al juez Castro que él no participó en absoluto en el día a día de la construcción del Palma Arena, ya que se dedicaba a otras tareas que absorbían sus energías. "Yo trabajaba para los deportistas; estaba todo el día viajando para las federaciones (deportivas) y estaba más tiempo fuera de Mallorca: en Eivissa, Formentera o Menorca (...) La construcción de ese Palma Arena, que parece (en el sumario) era solo mi objetivo, y según he leído, era imposible que llevara ni un 5% de mi tiempo, porque entonces no podía estar en lo otro", exclamó el encausado.

El exalto cargo de Matas apuntó a que las obras del velódromo fueron dirigidas en la parte técnica por los arquitectos (los hermanos García Ruiz, condenados en otra pieza separada) y en la vertiente organizativa por el director gerente, Jorge Moisés (también condenado en otras piezas y que el 31 de marzo se negó a declarar por el tema del vídeomarcador) y también por el presidente del Consorcio para la construcción, el exregidor de Deportes de Cort Rafael Durán.

La Policía sospechó al principio de las pesquisas del Palma Arena que se había dado una adjudicación irregular para beneficiar a Smartvisión, una empresa cuya propietario se pensó que era íntimo amigo de Pepote Ballester. Sin embargo, luego se descubrió que esta persona de Smartvisión era cuñado de Miguel Romero, el dueño de Nimbus, la agencia de publicidad próxima al PP y que hizo las campañas electorales de ese partido en 2003 y 2007 y que también participó en la puesta en marcha del velódromo.

Rafael Durán reconoció haber participado en dos reuniones de la mesa de contratación para el vídeomarcador, pero él se limitó a observar y el que llevó la voz cantante fue Jorge Moisés. "Ni de lo mayor ni de lo menor (sobre el velódromo) me informaban, a mí solo me informaban de las cosas en las cuales yo tenía que participar, nada más. Y no llevaba el día a día del control del consorcio, salvo las cosas que yo podía pedir o las que consideraban que me tenían que decir", se explayó el imputado.

Durán aseveró que la factura extra que disparó el coste la tuvo que autorizar el gerente Jorge Moisés, quien explicó al juez que prestaría declaración más adelante.