Mohamed Harrak, el joven marroquí detenido el martes en Son Gotleu, habría estado preparando un atentado terrorista en España que no pudo llevarse a cabo por "razones ajenas a su voluntad". Esta acusación la fundamenta la magistrada de la Audiencia Nacional que ayer tomó declaración al detenido de Palma y que después ordenó su ingreso en prisión. En la resolución judicial no se indica ningún detalle de este atentado, es decir, no se señala ni la fecha, ni la ciudad, ni el objetivo contra el que se pretendía actuar. Solo se detallan las conversaciones, situadas en el mes de octubre pasado, en las que Mohamed Harrak anuncia sus intenciones terroristas.

En un auto de 14 folios, la magistrada detalla que las pruebas que justifican esta decisión se basan en una investigación que ha durado meses, en la que la Policía sometió al joven a una intensa vigilancia. Se han escuchado sus conversaciones telefónicas y, sobre todo, se han analizado con profundidad la información y comentarios que ha publicado Harrak en las redes sociales. El joven utilizaba hasta cuatro perfiles distintos, con diferentes identidades, para manifestar sus opiniones en favor del denominado Estado Islámico y para manifestar su apoyo a los atentados terroristas que se cometían en nombre del Islam. Y en una de estas publicaciones por internet el vecino de Son Gotleu que fue detenido el pasado martes anuncia sus intenciones de viajar a Siria para "luchar por su comunidad junto a los muyahidin del Califato", manifestación que realizó el pasado día 17 de septiembre. Al día siguiente, además, anuncia que quiere partir hacia "Dawla (Estado Islámico) para servir a Ab Bakr (jefe de la organización terrorista), que es el Califa".

Según mantiene la Policía, Mohamed Harrak tendría una doble intención. Por una parte, se encargaría de reclutar a simpatizantes de este movimiento radical dispuestos a sumarse a la lucha armada y, por otra, integrarse en alguna unidad de combatientes que luchan en Irak o en Siria. El auto judicial destaca el entrenamiento personal al que se sometía últimamente el joven detenido, sobre todo en actividades militares simuladas como es el deporte conocido como airsoft. Una práctica que intenta emular un enfrentamiento militar en un campo de batalla, pero siempre con armas simuladas. El propio Harrak, en una de las conversaciones que le intervinieron, afirma que esta actividad deportiva le sirve para aprender las "tácticas militares".

La juez no tiene ninguna duda de la vocación militar frustrada que marcaba la personalidad del joven radical. Mohamed Harrak intentó enrolarse en el Ejército español. No lo consiguió, precisamente, por no tener la nacionalidad española. Y la solución que buscó fue intentar que le aceptaran en la legión extranjera del Ejército francés. Estas intenciones las detalla a través de varias conversaciones telefónicas mantenidas durante las pasadas navidades. El pasado 14 de enero el joven de Son Gotleu utilizó su teléfono móvil para realizar una consulta por internet. Entró en un enlace en un portal de noticias, en el que se presentaba un panfleto del Estado Islámico titulado: "Consejos de seguridad para lobos solitarios y células autónomas". En esta publicación escrita en árabe, difundida por los partidarios del Califato, se recogen las recomendaciones genéricas de seguridad para evitar que un seguidor de este movimiento radical pueda ser detectado por las fuerzas de seguridad. Estos consejos son los que Harrak utiliza después para trasladarlos a las personas que intenta recluta con el objetivo de enviarlas a luchar a Irak.

Esta tarea de adoctrinamiento y reclutamiento de futuros combatientes yihadistas se demuestra, según destaca la juez, en las conversaciones que el detenido mantiene durante meses con sus interlocutores de las redes sociales. Mohamed Harrak alardeaba de tener un contacto en Turquía que estaría dispuesto a financiar y facilitar la entrada en Irak, y de allí llegar hasta Siria, de las personas que quisieran enrolarse en el movimiento yihadista. El problema es que la organización le obligaba a que el grupo tuviera un mínimo de cinco personas, y Mohamed solo logró reunir a tres. Sin embargo, el joven de Son Gotleu presumió de estar en contacto permanente con un miembro del Estado Islámico, que estaría encantado de recibirles y llevarles a Irak.

Sobre el atentado que podría estar preparando en España, la Policía detectó esta información el pasado día 8 de octubre. Harrak creó un grupo de WhatsApp con varios compañeros. Este grupo lo bautizó con el nombre de "Al Andalusi". Ese día mantiene cuatro conversaciones en las que habla sobre la acción terrorista en España. Sin embargo, los otros participantes del grupo le contestan preguntándole sobre cuestiones doctrinales y se interesan por conocer el modo en que los mártires alcanzan el jannat o paraíso. Dos días después sigue hablando del atentado, coincidiendo con una bomba colocada en Turquía que mató a 95 personas. "Ese es su castigo", sentencia.

Imágenes de apoyo

Al mismo tiempo, según la juez, publica en las redes imágenes de la bandera de la organización terrorista ISIS, a la que añade un comentario sobre "Alá es grande", escrito en árabe. También intenta humillar a las víctimas y lo hace publicando una fotografía de Hitler y escribe que "no era tan mala la idea de acabar con la lacra de la humanidad, los judíos sionistas mal paridos. Qué pena que no le dejaran terminar su hazaña. Free Palestina. Allahu akbar". Después vuelve a publicar un fotomontaje en internet, en la que miembros encapuchados del Estado Islámica coronan el Reichstag de Berlín con una bandera de la organización. A continuación escribe en árabe "Alá es grande".

Estas publicaciones en favor de los integrantes de estos grupos se van repitiendo en los siguientes meses. El 16 de noviembre, tres días después de las matanzas de París, Mohamed Harrak se mostraba en sus escritos claramente a favor de estos atentados. "El viernes pasado fue uno de los días más felices de mi vida. Ver el terror en sus caras no tiene precio", sentenciaba.