­Carlos García Revenga, secretario de las infantas Elena y Cristina en entre septiembre 1993 y enero del 2015, debilitó ayer ante la Audiencia de Palma una de las principales líneas de defensa de Iñaki Urdangarin, doña Cristina y Diego Torres: la Casa del Rey tuteló las acciones del Instituto Nóos, sospechoso de desviar más de 6 millones de euros de fondos públicos. Revenga negó que Iñaki Urdangarin le hubiera consultado todo sobre Nóos y distinguió entre sus asesorías sobre temas oficiales a los exduques de Palma y los consejos y apoyos que les dio como amigo.

"Me ocupaba de su secretaría, coordinaba sus agendas y cuando me requerían para temas de su vida personal les ayudaba", explicó un avejentado Revenga, que mantiene un pleito con el Estado por su salida forzosa de la Casa Real en 2015.

García Revenga, que estuvo imputado y fue exculpado del caso Nóos por la Audiencia de Palma, insistió ante el tribunal que su función fue "velar por todo lo oficial de la participación de las Infantas y/o sus esposos en actos. En cosas a nivel privado me consultaban, me comentaban y yo los decía lo que pensaba. Había una relación de amistad y confianza".

El declarante, al igual que sostuvo su exsuperior, el exjefe de la Casa del Rey, Alberto Aza, aseguró que los temas de Nóos y Aizoon eran actividades privadas de Urdangarin y la infanta Cristina y por tanto ajenos a la institución.

Carlos García Revenga relató que en 2003 el cuñado del rey Felipe VI le pidió si quería formar parte de la junta directiva de Nóos, una entidad que creyó una fundación dedicada a la consultoría y a los patrocinios deportivos y de la que posteriormente ha sabido que no tenía ánimo lucro.

Tesorero sin funciones

"Accedí a ser vocal porque ya lo era de fundaciones vinculadas a don Jaime de Marichalar y a la reina Sofía y me puse como tesorero sin funciones ejecutivas para que no fuera la infanta Cristina. Quedaban dos puestos y dije: yo tesorero y doña Cristina, vocal para que la Infanta no fuera tesorera".

"Nunca me pidieron nada para el Instituto Nóos, era para echar una mano: yo estaba en Madrid y ellos en Barcelona".

Urdangarin dejó Nóos en marzo del 2006 a petición de su suegro el Rey Juan Carlos y tras las denuncias parlamentarias del diputado socialista en el Parlament balear Antoni Diéguez. "Don Iñaki me dijo que iba a dejar Nóos y que la Infanta y yo teníamos también que salir, pero no me dio explicaciones, aunque presumí que podía haber habido algún problema". El declarante manifestó al tribunal que en 2006 no se enteró de las instrucciones del Rey a su yerno para que abandonara Nóos a través del conde de Fontao, José Manuel Romero Moreno, que hoy declara como testigo en Palma.

"Fontao no me dijo nada sobre eso y el jefe de la casa del Rey, Alberto Aza, tampoco. Aza no confiaba en mí o yo no supe ganarme su confianza, pero en este tema me dejaron aparte", aseguró el eximputado.

El que fuera "tutor" de las infantas Cristina y Elena desde sus años colegiales, reveló a la Audiencia una estrategia suya en la Casa del Rey. "Nunca pregunto si no me dicen algo. En la Casa he aprendido eso a lo largo de los años: no pedí explicaciones", explicó.

Por cierto que Revenga no se mordió la lengua al desvelar que acabó medio reñido con el conde de Fontao "porque teníamos criterios diferentes respecto a la separación de don Jaime de Marichalar y la infanta Elena".

El declarante recordó que un Urdangarin recién casado con la hija del Rey, y jugador de balonmano, le consultaba sobre muchos asuntos a finales de los 90. "Luego él evolucionó y se rodeó de gente más capacitada que yo para asesorarle y dejó de consultarme tantas cosas".

García Revenga también desmintió que la Casa Real hubiera supervisado los negocios de Urdangarin.

Sobre Aizoon, la sociedad que comparten al 50% doña Cristina e Iñaki Urdangarin y que presuntamente sirvió para desviar fondos públicos y defraudar a Hacienda, el testigo manifestó no saber nada.

A preguntas del letrado de la hermana del rey Felipe VI, el declarante dijo no constarle que aquella hubiera tenido intervención alguna en Aizoon.