"No son unos datos buenos, todavía estamos lejos de nuestro objetivo. Sabemos que detrás de estas cifras hay personas que ven con incertidumbre su futuro y gente a la que esta espera incluso le está causando problemas laborales".

De esta manera comenzó ayer el director general del Servei de Salut, Juli Fuster, su comparencia para dar cuenta de las listas de espera de la sanidad pública balear a finales del pasado mes de marzo, una vez completado el primer trimestre del año. Una comparecencia en la que reveló que el pasado día 31 había 13.845 pacientes esperando quirófano y 57.491 aguardando una consulta con el médico especialista.

Ambas cifras superan las registradas hace un año ya que a finales de marzo de 2015 había 13.704 esperando quirófano, 141 menos que en la actualidad, y 55.387 pacientes aguardando ver al especialista en una lista de 2.104 personas más corta que la actual.

Preguntado por este aumento, Fuster le restó importancia al atribuirlo exclusivamente a una mayor actividad asistencial y recalcó que, en su opinión, lo realmente importante es el tiempo de espera media, no el número de pacientes que están haciéndolo.

Tras ello, se congratuló de que las personas que aguardan quirófano lo hagan ahora durante un promedio de 95,6 días, 11,8 jornadas menos que las que esperaban hace un año (107,5 días de media). Y para ser visitado por el especialista, otro tanto de lo mismo ya que la espera media se ha reducido en más de dos semanas, 15,3 días en concreto, al pasar de una demora de 87,8 días en 2015 a los 72,5 días que esperaban los baleares a finales de marzo.

Estas cifras, traducidas a términos porcentuales, suponen un recorte de la espera media del 11% y del 17,4% respectivamente, abundaron en el IB-Salut.

Y es que el objetivo de legislatura, recalcó Fuster, es que nadie aguarde más de seis meses ser operado ni que ningún paciente espere más de 60 días para ser visto por un especialista.

Por ello volvió a congratularse el máximo responsable del IB-Salut de que a finales del pasado mes había 1.831 pacientes esperando quirófano más de seis meses, un 22% menos (544 personas) que los 2.375 que aguardaban por encima de los 180 días un año antes.

Y también resaltó que se ha reducido en un 10% el número de personas que a finales de marzo esperaban más de dos meses para ser visitadas por un especialista en algún hospital publico de esta comunidad. En el último año, el número de pacientes en esta tesitura se ha recortado 2.438 personas y ahora son 21.390.

Esto viendo el vaso medio lleno. Viéndolo medio vacío habría que hablar de que a finales del pasado mes había 1.831 personas que se podrían acoger al decreto de garantía de demora en el apartado quirúrgico y 21.390 que podrían hacer lo mismo en lo que a garantizar la consulta especializada se refiere. Todo ello, claro está, si no se hubiera derogado durante la pasada legislatura.

23.221 en decreto de garantía

Como se recordará, este decreto obligaba al Servei de Salut a pagar en otras instancias sanitarias toda demora quirúrgica superior a los seis meses y todo retraso en una consulta externa con el especialista que superase los 60 días. Sumando ambos conceptos, a finales de marzo había 23.221 personas que podrían haberse acogido a este decreto si estuviera vigente.

Lo que sí dejó claró Fuster es que el 96,3% de los pacientes en lista de espera quirúrgica esperaban por una patología de prioridad normal o baja y tan solo un 3% lo hacía por una enfermedad de prioridad preferente. Asimismo, reiteró que en los procesos oncológicos su detección, diagnóstico y tratamiento se completa en 22,42 días de media.

Por último, en lo que respecta a las pruebas radiológicas, a finales de marzo había 43.684 pacientes esperando alguna de ellas una media de 48,79 días, demora menos desesperante (un 34,6% menor) que las 74,71 jornadas de hace un año, según los datos que maneja el IB-Salut. Unos datos que cifraban las demoras medias en 48,27 días para una mamografía (79,96 en 2015); 60,09 días para una resonancia magnética (73,98 en marzo de 2015) o los 60,06 días que había que esperar para un TAC, 23 días menos que en 2015.