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Educación

Tesis, una carrera de fondo

En la UIB se suelen defender entre 60 y 70 tesis al año, pero solo entre enero y febrero se leyeron 56 debido a la extinción de planes antiguos - La nueva normativa fija ahora plazos máximos para acabarlas

Imagen de la una de las últimas graduaciones que se hicieron en la Universitat. B. Ramon

La catálisis heterogénea. Ese fue el tema de la tesis doctoral de Jeroni Morey, una de las primeras que se leyeron en al Universitat. Las cosas eran muy diferentes.

No había Power Point, no tenían a su disposición los recursos bibliográficos y científicos disponibles ahora y debían redactar su tesis en una máquina de escribir que les dejaban usar en la secretaría de la facultad por las tardes: "Una IBM que tenía una esfera que te permitía borrar, menos mal". Los dibujos se hacían a tinta china y con plantilla.

Hoy el doctor Morey es el director de la Escuela de Doctorado de la UIB. El doctorado es el tercer ciclo de los estudios universitarios (tras el grado y el máster) y el objetivo es la formación avanzada del alumnado en las técnicas de investigación. Esta formación incluye la elaboración y presentación de la tesis doctoral, un trabajo original de investigación relacionado con el campo del programa de doctorado correspondiente.

El más alto rango académico

El título de doctor representa el nivel más alto en la educación superior. Acredita el más alto rango académico y faculta para la docencia y la investigación. Hoy en la Universitat hay algo más de medio millar de alumnos matriculados en algún programa de doctorado y cada año se leen de media entre 60 y 70 tesis. En 2015, se defendieron 72.

La cifra de este año sin embargo dinamitará ese promedio, ¿por qué? El Real Decreto 99/2011 limitó en 2011 a cinco años el plazo máximo para presentar las tesis a los alumnos que ya hubieran iniciado su doctorado siguiendo normativas anteriores.

En la práctica, esto ha supuesto que todos los estudiantes de los planes antiguos debían presentar sus trabajos antes de noviembre de 2015 y defender antes de febrero. Si no cumplían, debían cambiar de programa. "Nosotros intentamos que nadie se quedara colgado, que todo el mundo leyera", indicia Morey.

Actividad frenética

El resultado: en un mes y medio, antes de que se cumplieran estos plazos, se han leído en la Universitat 56 tesis doctorales, casi las mismas que normalmente se leen en todo un año. Las dos primeras semanas de febrero la lectura de tesis en la UIB fue frenética en comparación con el ritmo habitual: solo el 9 de febrero, dos días antes de que expirara el plazo, se leyeron siete tesis, cuando normalmente se lee una o como mucho dos a la semana.

Este boom de doctorandos a la carrera ha tenido lugar en todos los campus españoles: "Y se producirá otro pico porque el 30 de septiembre de 2017 acaba otro real decreto antiguo y habrá muchos interesados en leer su tesis".

A partir de entonces todos los doctorados deberán regirse por un nuevo real decreto que establece "más control para el alumno y para el profesor".

En la línea del Plan Bolonia, esta nueva normativa destierra esa idea del universitario que va por libre y a su ritmo total. Da más pautas y unos plazos para acabar la tesis: el estudiante a tiempo completo tiene hasta cinco años (tres años más dos de prórroga) y el alumno a tiempo parcial tiene hasta ocho años, además, tiene el derecho a parar este tiempo por maternidad, por accidente u otros motivos similares. "Ya no es tan vocacional como antes", señala Morey. Aunque los plazos siguen siendo relativamente relajados -ahora el promedio para acabar una tesis son cuatro años- se pone cierto coto al eterno doctorando, algo que para Morey tiene sentido: "Las tesis han de ser innovadoras, si tardas 12 años en presentarlas esa innovación se diluye".

"Puede parecer muy cerrado, pero en realidad el nuevo decreto es muy completo", defiende, "y tiene parte formativa y de docencia; no hay color respecto a los otros decretos, es muy bueno". Razona que el estudiante "se siente apoyado porque sabe que tiene a los coordinadores de cada doctorado y sabe que si empieza ahora tiene estos plazos".

"La tesis es una carrera de fondo", razona Antònia Paniza, directora de la Escuela de Estudios de Postgrado. Ahora a esa carrera el ministerio le pone un calendario, una meta que hasta ahora dependía del doctorando.

El centro que dirige Paniza tiene su peso también en la formación de los futuros doctores, ya que para pasar a la Escuela de Doctorado primero es necesario cursar un máster oficial. Licenciada en Derecho, su tesis fue sobre Contratación a distancia y defensa de los consumidores.

Elección del tema: la clave

Su consejo para los investigadores que se plantean lanzarse a esta maratón es dejarse aconsejar por su director a la hora de elegir el tema. "La elección del tema es clave, necesitas un tema que te guste, pero también que ya no esté hecho, que esté acotado y que seas capaz de hacerlo y de aportar algo".

Recomienda también ser consciente de que "no será fácil". Es un camino largo y a veces muy solitario. Recuerda además otro punto que tiene una especial dificultad para los investigadores: se ha de saber redactar bien lo que se ha investigado. Exponer con claridad los pasos dados y las conclusiones a las que se llegan no siempre es fácil. Por último, hay que enfrentarse al día de la presentación, una jornada de nervios.

¿Alguna rama de conocimiento produce más tesis que otra en la Universitat? Lógicamente, los programas de doctorado con más alumnos son los que más tesis generan. En la UIB, registran las mayores matrículas los doctorados de Abogacía y el de Investigación Translacional en Salud Pública y Enfermedades de Alta Prevalencia.

La UIB ofertará el próximo curso 32 programas de doctorado, dos de ellos se estrenarán como novedad: el doctorado de Filología y Filosofía y el doctorado de Psicología. Ciencias es el área que más programas ofrece, seguido de Ciencias Sociales y Jurídicas. En dos de los programas, el doctorado de Turismo y el de Nutrición y Ciencias de los Alimentos, todos los matriculados son extranjeros.

Pasados los 30 años

A nivel nacional, los datos del ministerio de Educación reflejan que la rama de Ciencias e Informática son las que generan más doctores, seguida por Ciencias Sociales y del Derecho.

Desde 2013 se han leído 10.889 tesis doctorales en nuestro país, lo que supone un 3,7% más que el año anterior y un 40% más respecto a 2008. El 80% de las tesis se leen con más de 30 años. Se observa, sin embargo, que las mujeres las defienden antes: el 60% de ellas lo hacen con menos de 35 años frente al 49% de los hombres.

Entre los doctorandos hay un escaso índice de abandono. Normalmente quien inicia este camino quiere llegar hasta el final, es "gente muy vocacional" que en la mayoría de casos quiere hacer carrera en la investigación y la docencia y para ell el título de doctor les es fundamental.

La necesidad de ingresos -para los que no tienen una beca o no están trabajando- favorece que las estudiantes no alarguen el proceso innecesariamente. La mayoría va hasta el final y todo el mundo aprueba.

Jeroni Morey señala que la UIB, como otras universidades, tiene una normativa propia para garantizar el cum laude, haciendo una revisión previa de la tesis antes de su presentación: "Presentan un borrador y lo supervisan dos expertos externos que dicen la suya a través de un cuestionario; si es el informe es catastrófico, que no suele serlo, se le dice al alumno que lo revise antes de defenderla y de no ser así van ante el tribunal, que por supuesto tienen libertad para preguntar y evaluar". El día de la presentación es clave: "La tesis no es solo escribir, también es defenderte como investigador".

"Es un día que no se olvida", señala Paniza, "es el acto académico más bonito: es el máximo grado al que puedes llegar y después de tantos años, trabajando con tu director, es el momento de darlo todo". Cruzas la meta y te conviertes en doctor, aunque sabes que si te vas a dedicar a la investigación la carrera de obstáculos continúa.

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