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Vivienda

El alquiler a turistas deja sin pisos a los residentes: la oferta cae un 60%

Mallorca empieza a parecerse a Eivissa, donde la escasez de vivienda condena a pisos patera a trabajadores de temporada

¿Alquilaría usted un piso por 500 euros al mes si pudiera arrendarlo por 1.000 euros a la semana? Pues ya tiene la respuesta al hecho de que apenas haya pisos disponibles para alquilar durante largos períodos: el alquiler turístico está disparando los precios en las zonas más atractivas de Palma y Eivissa y en espacios costeros de destinos como Alcúdia, Pollença o Calviá. Según explican la inmobiliarias, el efecto directo es que la oferta tradicional de arrendamiento se ha desplomado hasta en un 80% en algunas zonas. Y algo parecido cuenta el vicepresident y conseller de Turismo, Biel Barceló, que afirma que han hablado con agencias y representantes del sector y les confirman que el número de pisos para alquilar a residentes se ha reducido un 60% en los últimos meses. Eso supone que la oferta de alquiler es hoy la mitad que ayer, pese a que la población crece como consecuencia de la incorporación de más y más trabajadores al mercado laboral de las islas de los récords de verano.

Mallorca corre así como una posesa por el camino de la gentrificación, palabra horrenda que se ha puesto de moda en todo el mundo gracias a portales de alquiler a turistas como Air BNB. La gentrificación era hasta ahora el proceso por el que la población pobre de un barrio era expulsada por la revalorización de la zona y la llegada de compradores con mayor poder adquisitivo. Eso ha pasado a la historia: hoy la gentrificación, así en Palma como en la sede mundial de Air BNB, San Francisco, responde a la entrada masiva de turistas en pisos que antes se alquilaban por menos a residentes.

La situación más extrema se vive en Eivissa, como explicaba esta semana Marc Pons, conseller de Vivienda: "Allí es donde más se ve el problema que encontramos en todas las islas, donde la rentable realidad de quienes están dispuestos a pagar grandes cantidades por unas vacaciones se opone a la realidad de quienes tienen que trabajar para vivir por unos sueldos medianos o bajos y no pueden pagarse una vivienda". Tanto es así que en Eivissa los diarios publican historias de trabajadores que llegan para la temporada y, tras no encontrar piso al alcance de su sueldo, acaban compartiendo por turnos la misma cama. O hacinados en pisos patera. O pernoctando en coches. Mallorca no ha llegado a ese extremo, pero este diario ya ha publicado casos en los que se ha expulsado a inquilinos de años para alojar en su lugar a turistas.

Por ello el Govern ha empezado a correr para limitar un alquiler turístico en zonas residenciales que ayuda a distribuir la riqueza del turismo entre los propietarios de viviendas, pero también expulsa a quienes no pueden pagar alquileres disparados. Por el camino, Mallorca vivirá este año un abarrote tan asfixiante como inédito.

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