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Opinión

El Juez de Mario Conde y del 'caso Andratx'

El Juez de Mario Conde y del 'caso Andratx'

Cuando el auto de la Audiencia Nacional apunta hacia la Pollença de Mario Conde, el sabio mira hacia el Andratx de Eugenio Hidalgo. Un mismo magistrado condenó a la cárcel a ambos personajes, en distintas jurisdicciones y con argumentos de una originalidad fronteriza con el arrebato indignado. Se llama Siro García, y refrendó desde el Tribunal Supremo la primera sentencia de la Audiencia de Balears contra el alcalde andritxol.

La Mallorca condescendiente con la corrupción despachaba el caso Andratx como el "gallinero con parabólica" que todo residente se construía según ellos en suelo rústico. Apenas un pecadillo administrativo, en la defensa conducida por Rafael Perera. El juez Siro García se rebeló contra esta resignación. Sostuvo que el fracaso del Derecho Administrativo había causado el desastre urbanístico circundante, obligando a la intervención del Derecho Penal. Condenó en consecuencia.

Una década atrás, el mismo Siro García había presidido el tribunal de la Audiencia Nacional que condenó a Conde por el caso Argentia Trust. En síntesis, el desvío de casi cuatro millones de euros de Banesto a un destino ignoto pero que toda España conoce, y ustedes reverdecerán en un próximo párrafo. La defensa del banquero argumentaba que la carga de la prueba del objetivo fraudulento del dinero correspondía a las acusaciones. Sin embargo, el tribunal se refugió en la lógica incontestable de que ningún banco entrega esa cantidad a cambio de nada, obligando a justificarlo. El efecto bumerán llevó a Conde a la cárcel.

Si se repasa la alineación del caso Infanta o el nuevo encarcelamiento de Conde, las sentencias seminales de Andratx y Argentia Trust moldearon la lucha contra la corrupción. La conexión con Mallorca no se agota en el magistrado compartido. Estábamos en Menorca con Carmen Díez de Rivera, la inolvidable musa de la transición que ligó a Juan Carlos de Borbón con Adolfo Suárez. La eterna disidente era por entonces eurodiputada socialista y evocaba a "Monseñor", el apodo que utilizaban en La Moncloa para referirse al primer presidente de la democracia:

-Pasaron unos años, y monseñor me dice que Conde le está ayudando muchísimo y que se porta de maravilla. Me escandalicé, y le pregunté si estaba loco y si sabía dónde se estaba metiendo.

Suárez accedería poco después a una casa en Son Vida que no se podía permitir, comprada con la intermediación de Matthias Kühn. Llega así otra metáfora mallorquina de Conde, que no aspiraba a conquistar La Moncloa, sino La Zarzuela. Por eso, cuando Juan Carlos de Borbón preside un consejo de ministros en el palacio de Marivent, su rival reúne el consejo de administración de Banesto en el castillo de Son Vida.

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