Los años de crisis han hecho mella en la confianza de los ciudadanos de Balears y en la percepción que tienen de la sociedad, según se deduce de la última encuesta de Gadeso. Lejos de los mensajes oficiales, tan sólo el 17% de los consultados cree que ya ha comenzado la recuperación y la mayoría (41%) mantiene la esperanza a base de situar en el próximo año la salida de la crisis. Más preocupante aún es el tipo de sociedad dual que identifican y la falta de confianza en que el final de la crisis suponga la recuperación del bienestar para la mayoría.

La pregunta relevante ya no es tanto cuándo se saldrá de la crisis sino cómo se saldrá, es decir, cuál será la sociedad resultante. La respuesta no deja mucho espacio al optimismo: el 73% cree que, si continúan las políticas económicas de recortes, cuando acabe la crisis el resultado será una sociedad dual y descohesionada, en la que los ricos serán más ricos, los pobres más pobres y la clase media, un grupo residual.

Así, extrapolando el sondeo, la mitad de los ciudadanos de las islas opina que sus hijos y nietos vivirán peor que ellos. Y un dato significativo. Frente a la sensación de tan sólo hace unos años de que las clases sociales comenzaban a perder importancia para una vida digna, con una mayoría generalizada de clase media y la convicción de que era posible alcanzar la clase media-alta, ahora la mitad de los consultados se autoubica como clase media-baja (35%) o baja (15%). Tan sólo un 2% se considera clase alta y un 15%, media alta, los mismos porcentajes que en anteriores sondeos.

Esta percepción del estatus social al que los ciudadanos creemos pertenecer viene acompañada de otro dato relevante: el 94% afirma que hay mucha desigualdad entre las clases sociales. De hecho, este es el factor, el de las clases sociales, que más se identifica con la desigualdad, por encima de un también significativo 73% que la detecta entre autóctonos e inmigrantes y un 52%, entre personas de distintas edades. En lo que se refiere a la desigualdad entre hombres y mujeres, apuntan a ella el 38% de los consultados, un porcentaje que aunque ha crecido respecto a anteriores sondeos sigue siendo minoritario.

La encuesta, realizada en la primera semana de este mes con 900 entrevistas y un margen de error del 3,3%, confirma algo que ya detectaban sondeos anteriores: una sociedad que camina hacia la dualización, en la que los ricos son más ricos y los pobres son más pobres y en la que se está destruyendo la clase media que caracterizaba hasta ahora cualquier sociedad moderna y desarrollada. Al menos en los países democráticos.

La ubicación en la clase media-baja o baja de la mitad de los encuestados y el que detecten una excesiva desigualdad entre clases refleja el empobrecimiento lento y continuado que padece el grueso de la población, según el análisis de Gadeso. En una economía basada en el consumo, si éste disminuye o se estanca provoca la inmediata destrucción de puestos de trabajo o su precarización. Se trata de una espiral de difícil salida. Dicho de otro modo, la precarización de las clases medias y el desplazamiento hacia una relativa pauperización de la sociedad, en una sociedad de consumo como la balear, juegan en contra de la recuperación económica, si se entiende esta como un cierto bienestar para la mayoría. Esa es la situación que dibujan los resultados de la encuesta.

También resultan significativas las situaciones que se identifican como más graves de entre las que ha provocado la crisis. Los parados "irrecuperables", sobre todo los mayores de 45 años con pocas posibilidades de volver a encontrar un trabajo, ocupan el primer lugar en lo que se refiere a la gravedad de la situación, seguidos por los jóvenes y la falta de oportunidades para ellos. El que los medios no presten ya tanta atención a los desahucios, tras años sin que se solucione, hace que este drama pierda visibilidad social y se reduzca su lugar en la escala de problemas más graves provocados por la crisis.