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Alumnado inmigrante

La universidad, el escalón pendiente

El acceso de los inmigrantes a la formación universitaria avanza, pero aún topa con frenos como la precariedad económica - En algunas culturas, como la magrebí, algunas familias aún limitan el acceso de sus hijas a la enseñanza superior

Luis Vidaña, en su despacho en la conselleria de Educación. b.ramon

Al hablar de inmigración, el catedrático en Geografía Humana de la Universitat, Pere Salvà, suele utilizar un concepto: el 'ascensor social'. Para lograr su integración en la sociedad balear, el experto subraya la necesidad de que las segundas generaciones de inmigrantes suban a ese ascensor social, promocionen y lleguen más lejos que sus progenitores. Y los estudios son la clave para subirse en el ascensor. No solo la etapa obligatoria, sino también la formación superior, que puede ser la puerta de entrada a mejores trabajos, mejores sueldos, más calidad de vida.

A Luis Vidaña, doctor en Geografía Humana y autor de incontables artículos sobre inmigración y educación, le gusta el concepto del ascensor social y cree crucial facilitar a estos estudiantes el acceso a la universidad. Las cifras han mejorado desde el 2000 (un aumento superior al 500%), pero todavía muchos se quedan fuera.

"Hay un desfase entre el porcentaje de alumnado extranjero que estudia la etapa obligatoria y el porcentaje que estudia en la universidad", señala Vidaña, jefe de servicio de Escolarización, Títulos y Legalizaciones en la conselleria de Educación. Según los últimos datos, este curso conviven en la UIB 86 nacionalidades: 1.265 estudiantes de grado, máster y doctorado han nacido fuera de España, lo que representa un 9% (923 son extracomunitarios: el 6% respecto al total de la UIB). De estos, 230 están participando en programas de movilidad, con lo que se deduce que un total de 1.035 son estudiantes inmigrantes. En los colegios e institutos de las islas, la proporción de extranjeros es del 14%, la cifra más alta de todo el país junto a La Rioja.

¿Por qué hay este desfase entre la formación obligatoria y la superior? Vidaña hace años que reflexiona sobre el tema. Como es profesor asociado en la UIB, esta semana lo ha debatido con sus alumnos del grado de Educación Social. Antes de desgranar las causas, recuerda que cada alumno es un mundo y sus circunstancias.

Dicho esto, distingue entre los alumnos llegados del norte y los del sur. En el caso de los del norte, los europeos, el experto cree que muchos prefieren estudiar la carrera fuera, en sistemas europeos o de EEUU en teoría de mayor prestigio.

Fracaso escolar

En el caso de los alumnos extracomunitarios se dan una serie de factores muy diversos. Para empezar, el fracaso escolar. Los hijos de las familias que llegan aquí buscando prosperidad económica pueden tener problemas para coger el ritmo, y las dificultades se multiplican si su lengua materna es diferente del castellano y el catalán: "No dominar la lectoescritura en 2º de Primaria es una de las causas más importantes de fracaso escolar, imagínate un chaval de China que llega aquí a los 12 años".

La inestabilidad de algunas de estas familias también les perjudica: "Por cuestiones laborales, se mudan mucho, los niños cambian de centro, se alejan de sus amigos y eso también afecta al rendimiento académico". Además, es probable que en casa no cuenten con los mismos recursos en casa que sus compañeros (como internet, un sitio adecuado para estudiar...).

No hay estudios en Balears sobre la prevalencia del fracaso y el abandono escolar entre los inmigrantes, pero sí se sabe que la proporción de repetidores es de las más altas del país debido a su llegada masiva, ya que al no conocer el idioma, son matriculados en cursos por debajo de lo que les correspondería por edad. Sus posibilidades de éxito, señala Vidaña, aumentan en función del tiempo que lleven en el sistema educativo.

Precariedad económica

Las condiciones económicas de estas familias también son algo determinante. Por un lado, el precio de las carreras puede echar para atrás a los que tienen economías débiles y la falta de becas -y la dificultad del sistema para acceder a ellas- tampoco colabora.

Por otro lado, si la situación económica es complicada los progenitores confían en que sus hijos se pongan cuanto antes a trabajar, en el negocio familiar o por cuenta ajena, y estudiar una carrera les puede parecer demasiado tiempo. Por ello, estudian más FP: "Es más finalista y más rápido".

Cultura y expectativa familiar

Más factores clave: el nivel formativo de los padres y las expectativas que tiene para sus hijos, algo que se interrelaciona con un tema cultural: "En algunas nacionalidades y culturas como la magrebí se espera que las chicas se queden en casa para cuidar a los niños mientras la madre trabaja fuera de lo que puede; las expectativas no son las mismas para el niño que para la niña". Añade: "Muchas ni siquiera acaban la ESO".

En el artículo que realizó Vidaña sobre los estudiantes extranjeros en 2009, constató un detalle: En la UIB el 68% de los estudiantes inmigrantes son chicos frente a un 32% de chicas. Una proporción especialmente llamativa si se tiene en cuenta que en general hay una mayoría de universitarias.

"En algunas culturas también les afecta la edad temprana en la que se contrae matrimonio", indica: "Hay familias que sí tienen claro que la formación superior es una forma de integración y promoción personal y social, pero no son todas las nacionalidades; por ejemplo, los latinoamericanos por lo general sí lo ven así".

Cómo superar la brecha

¿Cómo incrementar la incorporación de estos jóvenes a la universidad? Aparte de mejorar y facilitar el acceso al sistema de becas y de mejorar algunos trámites administrativos (como las convalidaciones de títulos y homologaciones), Vidaña ve importante que no se relacionen solo entre ellos y compartan tiempos con los autóctonos. La presión social del colectivo, en el barrio, con los amigos y la familia, frena las expectativas de apostar por la formación superior sino se interrelacionan con la cultura local.

En el caso de las mujeres magrebíes por ejemplo señala a la experiencia de otros países, que apuntan a que si estas familias se relacionan con grupos de mallorquines van viendo lo que significa ir a la universidad y ellas van reivindicando esa opción para su futuro: "Cuanto más desvinculados estén de la sociedad de origen, más patrones de la cultura de destino adoptarán". En el caso de los hijos de inmigrantes ya nacidos aquí, por ejemplo, la mentalidad ya es diferente. Si hay esa mezcla, el tiempo hará el resto: "Según pasen generaciones, llegar a la universidad se irá normalizando".

¿Qué estudian? Como es lógico hay mayor proporción de extranjeros en los títulos con más alumnos de la UIB, como son Administración de Empresas o Derecho (también son los que atraen más alumno de movilidad). Turismo, Economía y Enfermería también están entre los más demandados.

En el artículo que hizo Vidaña para el Anuari de l'Educació del 2009 sobre este tema, el autor reflejaba que 40 estudiantes extranjeros estaban estudiando para maestro, una cifra que le parecía insuficiente. Hoy, 59 alumnos inmigrantes se preparan en la UIB para enseñar en Infantil o Primaria y otros once estudian el Máster de Formación del Profesorado.

El geógrafo celebra esta aumento respecto a 2009 ya que considera que estos futuros profesores estarán "muy concienciados y preparados para impartir clases en la línea de la interculturalidad". Cree que tendrán una "sensibilidad" especial que favorecerá el rendimiento de estos estudiantes y su integración.

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