Las viviendas proyectadas en Mallorca durante los tres primeros meses del año duplican las registradas durante el mismo periodo de 2015, y por lo que respecta a las plurifamiliares, la cifra de este primer trimestre supera la que registrada a lo largo de todo el ejercicio anterior. ¿La promoción inmobiliaria de la isla está saliendo ya del limbo en el que ha permanecido desde que se inició la crisis económica? La respuesta, pese a lo expuesto, no es positiva. Porque esta fuerte reactivación la han generado dos grandes proyectos que reflejan perfectamente la situación que el marcado residencial mallorquín vive en estos momentos: uno está destinado a la clientela residente pero de alto poder adquisitivo, y el otro a segundas residencias para, principalmente, alemanes y británicos.
Los datos facilitados por el Colegio de Aparejadores de Mallorca apuntan a que durante el primer trimestre de 2016 se han visado proyectos para la futura edificación de 344 viviendas, cuando en ese mismo periodo de 2015 la cifra había sido de 156. Hay que retroceder hasta 2009 para encontrar una cifra parecida (343) durante los primeros tres meses de un ejercicio.
Pero no solo hay un cambio patente en el volumen de proyectos, sino también en sus características, porque de esas 344 residencias visadas entre enero y marzo, 190 son plurifamiliares, lo que supone romper la primacía que los chalés han mantenido durante los últimos ejercicios. En concreto, en 2016 se contabilizan esos 190 plurifamiliares, 122 unifamiliares y 32 adosados, cuando en el mismo periodo de 2015 las cifras habían sido de 32 plurifamiliares, 114 unifamiliares y 10 adosados.
La causa de esta evolución se encuentra en solo dos proyectos: los 105 plurifamiliares que la empresa Taylor Wimpey ha visado en la Colonia de Sant Pere (Artà) y los 53 que aparecen en Palma dentro de la promoción Son Quint Homes.
Pero según subraya el presidente del colegio de aparejadores, Ignacio Martínez, este crecimiento no sirve para paliar el déficit de vivienda nueva para residentes y a precio asequible que se registra en Mallorca.
Porque desde Taylor Wimpey se destaca que aunque las 105 viviendas que va a desarrollar en tres fases en Artà tienen un precio alejado del lujo (entre los 189.000 y los 220.000 euros), se reconoce que su planteamiento es el de segundas residencias, dirigidas mayoritariamente a una clientela británica y alemana, aunque también se hagan ventas entre españoles. La empresa aporta un dato a tener en cuenta: la demanda de segundas residencias en la isla, que registró un fuerte incremento en 2015, se ha disparado al inicio de 2016
Y en el caso de Son Quint Homes, los precios de su medio centenar de plurifamiliares se mueve entre los 500.000 y los 800.000 euros, dirigidos a una clientela familiar y residente pero de un poder adquisitivo alto.
El director ejecutivo de este segundo proyecto, Carlos López, y el presidente del colegio de aparejadores coinciden plenamente en el diagnóstico: no hay vivienda nueva para los isleños a precio asequible porque no hay suelo cuyo valor permita este tipo de proyectos.
En este sentido, Carlos López señala que su empresa está deseando poner en marcha proyectos residenciales para clases medias, con un coste por inmueble de dos habitaciones y dos baños que no supere los 140.000 euros, pero reconoce que en estos momentos este tipo de producto es inviable en Mallorca debido a que, por ejemplo, el precio mínimo del suelo en Palma duplica o incluso triplica el que debería de tener para impulsar estas promociones. Por ello, reivindica una política de las Administraciones públicas que ayude a paliar este problema.
La baja actividad en la promoción inmobiliaria hace que la aparición de algunos grandes proyectos den un vuelco a las cifras, un fenómeno que según las estimaciones de los aparejadores se irá diluyendo a medida que avance el año, aunque sí se prevé que el cierre de 2016 mantendrá cifras superiores a las de 2015.
De momento, el proyecto de Taylor Wimpey coloca a Artà como el municipio mallorquín con mayor número de proyectos residenciales (los 105 plurifamiliares antes señalados más tres chalés), seguido de Palma, con 67 plurifamiliares, 18 unifamiliares y siete adosados.
A enorme distancia de ambos, Llucmajor aparece en tercer lugar, con nueve chalés, siete adosados y cuatro plurifamiliares visados en tres meses; seguido de Andratx, con 10 plurifamiliares y cuatro chalés.
