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Curso escolar

Exámenes de septiembre, en junio

Las familias quieren más peso en el debate sobre el calendario escolar - Más que la duración, cuestionan la distribución de festivos - Educación no prevé grandes cambios, pero planteará adelantar a final de junio las recuperaciones de septiembre

Exámenes de septiembre, en junio

Los escolares de las islas vuelven hoy a clase tras disfrutar de las correspondientes vacaciones de Semana Santa; un parón de once días que algunos padres han podido disfrutar con sus retoños mientras otros han tenido que hacer los habituales malabares para poder atender a sus hijos mientras seguían yendo a trabajar.

Los niños de Balears pasan medio año en el colegio y el otro medio año de vacaciones (el asueto gana en realidad por seis días). ¿Es mucho? ¿Es poco? ¿Afecta a los resultados académicos? ¿Tienen las familias mecanismos y ayudas para conciliar el trabajo con los feriados de sus hijos?

En comparación con otras comunidades autónomas, Balears sigue el estándar. El mínimo de días fijado a nivel estatal es 175 y las islas tienen 176. No hay grandes diferencias en el territorio nacional. En comparación con otros países sí hay más variedad: en Japón o Brasil se superan los 200 días de clase (en el país nipón hay escuelas públicas que dan clases al menos un sábado al mes), y en la idolatrada Finlandia se quedan en 190. La media de días de la OCDE es de 182.

Así visto, parece que España es un país con un curso corto, pero esta constatación ha de complementarse con otros datos que también reflejan los estudios internacionales, como que en los institutos españoles se hacen más horas de clase que en el resto del continente (en Primaria en cambio estamos por debajo de la media) y que los alumnos de nuestro país son de los que más tiempo dedican después en casa a hacer deberes.

El debate sobre el calendario escolar es el melón que nadie quiere abrir. Es una de esas inercias del sistema educativo que, como los deberes, se mantiene, aunque puntualmente surgen algunas voces que lo cuestionan.

Esta vez son las familias quienes quieren abrir el melón. Y recuerdan que en teoría ya hay incluso un foro dónde hacerlo: el consejo asesor del calendario escolar.

Mañana el Consell Escolar se pronunciará sobre una nueva composición de este consejo, un cambio que la conselleria de Educación ha propuesto para dar cabida a los nuevos sindicatos. Además de un portavoz por sindicato, también habrá representación de los directores. De parte de las familias, tendrán voz sendos representantes de las confederaciones de asociaciones de padres de alumnos COAPA y CONFAECIB.

La primera de estas entidades, COAPA, ha presentado varias enmiendas pidiendo tener más peso, para que los padres puedan estar al menos en condiciones de igualdad numérica con los docentes.

Cristina Conti, vicepresidenta de la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos, FAPA, explica que quieren que la representación de las familias esté más equilibrada respecto a los sindicatos y también que este consejo asesor sirva realmente para iniciar una reflexión.

La lupa no está puesta tanto en la duración del curso sino sobre otros aspectos, como la distribución de puentes y festivos o los exámenes de recuperación. Alargar el periodo académico parece complicado en nuestro país, empezando por una cuestión puramente climatológica, como señalan desde la conselleria de Educación, donde recuerdan que las condiciones son muy diferentes a las de los países nórdicos.

Los que dan o han dado clases saben que es realmente complicado mantener a los chavales en un aula hasta final de junio o empezar a principios de septiembre. En Valencia se han hecho intentos y el ejercicio 2014-2015 empezó un 2 de septiembre, pero hubo varios casos de niños desmayados por el calor y este año el nuevo gobierno valenciano decidió volver a iniciar las clases en torno al día 10.

"Más cantidad no implica una mejora de los resultados académicos", subraya Biel Caldentey, secretario general del sindicato STEI-i, que se muestra partidario de iniciar una reflexión "racional" sobre si el calendario ha de estar tan "encorsetado por fiestas".

De esta forma el debate parece que iría hacia otro lado más que hacia su duración, como por ejemplo, la distribución de las fiestas. Conti menciona el caso de las vacaciones de Semana Santa, que cada año varían y se deciden por criterios "no pedagógicos". Este año la Pascua ha caído pronto, con lo que niños y docentes se enfrentan ahora a un último trimestre largo y sin apenas parones, mientras que los dos primeros trimestres están normalmente llenos de festivos y puentes: "Interrupciones que impiden coger el ritmo escolar".

La representante de FAPA defiende que docentes y escolares deben tener tiempo de descanso suficiente y que necesitan esas pausas, pero considera que éstas deben ser "equilibradas y lógicas".

Alargar porque sí la jornada o el curso escolar no arregla "ni la conciliación ni el fracaso escolar", apunta Conti. "No todos los padres trabajan de 8 a 15 horas ni tienen vacaciones que coincidan con las escolares", apunta, "pero eso no quiere decir que haya que alargar el curso o que los docentes tengan que encargarse de hacer más horas". Para facilitar la conciliación propone potenciar iniciativas de centros abiertos, con tutores y actividades lúdicas, durante los periodos vacacionales.

El líder sindical recuerda que la función de los colegios no es guardar niños y considera que no se puede diseñar un curso pensando en el horario laboral de las familias. Pone el ejemplo de los padres que se dedican a trabajar durante la temporada turística. Defiende que se deberían instaurar mejores y más permisos de paternidad y maternidad y que los convenios colectivos podrían incluir medidas para facilitar una mayor participación de los padres en los centros: "Haca falta una red de apoyo más extensa a las familias".

El director general de Planificación, Ordenación y Centros, Antoni Morante, señala que su Conselleria quiere abrir esta reflexión sobre el curso escolar, pero admite que es un tema "muy complicado" y que de momento no plantean grandes cambios. Adelanta que el 2016-2017 será bastante similar al ejercicio académico actual. Para el 2017-2018 un cambio que quiere plantear y consultar con el sector sería que los exámenes de recuperación de Secundaria se hagan a finales de junio y no en septiembre, lo que no solo facilitaría la organización del inicio de curso a los centros y a la Administración, sino que seguramente se traduciría en una mejora de los resultados en las pruebas, según la experiencia de otras comunidades autónomas que pasan los exámenes en junio.

Lo que sí entrará en vigor ya el próximo curso es la reducción del horario lectivo en Secundaria. Morante recuerda que los chavales de ESO de las islas cursaban hasta ahora 32 horas de clase a la semana y el próximo curso pasarán a hacer 30, alineándose con la mayoría de comunidades.

"No hay pruebas de que estas jornadas excesivas mejoren los resultados, lo importante es que las horas de clase se aprovechen bien", apunta Morante, "sólo está comprobado que un refuerzo de horas en las materias instrumentales mejora el rendimiento de los alumnos con peores resultados, eso sí".

Caldentey también tira de estudios y recuerda que según los informes de la OCDE tener más horas de clase "no es sinónimo de éxito escolar". De hecho, en Finlandia -referente del éxito escolar- los alumnos tienen 626 horas de clase anuales en Primaria y 856 en Secundaria; la media de la OCDE, es de 791 horas anuales en Primaria y 907 en ESO. Y luego está España: 875 horas de instrucción al año en Primaria y 1.050 en Secundaria, según recogió FETE-UGT en un estudio comparativo de jornadas y calendarios escolares realizado el curso pasado.

El debate del calendario es como el de la repetición de curso, el de la jornada escolar (si partida o continuada) o el de los deberes: reflexiones que están ahí de forma permanente, de fondo, pero que siempre acaban posponiéndose porque en el sistema educativo siempre hay alguna necesidad más urgente. "Que las cosas sean así porque siempre han sido así no vale como argumento", remacha Cristina Conti. "Han cambiado mucho las cosas en los últimos años y es necesario abrir el debate", asevera.

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