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En contra

Xisco Villalonga: "Nos están bombardeando, no puede hablarse de errores"

Xisco Villalonga (Palma, 1971) se graduó en Enfermería por la UIB y trabajó en el hospital de Manacor, antes de incorporarse a Médicos sin Fronteras

Xisco Villalonga, enfermero, director adjunto de operaciones de Médicos sin Fronteras.

-Para que se haga cargo del tipo de entrevista: “¿Es más importante viajar o curar?”

-La intervención en lugares con población vulnerable conlleva viajes a contextos exóticos. Hablaría mejor de un perfil específico de Médicos sin Fronteras, desde el inconformismo o incomodidad ante el padecimiento hasta el compromiso personal frente a una vida más estándar.

-¿Usted decide qué fronteras traspasan los Médicos sin Fronteras?

-El espíritu sinfronterista se traduce en prestar asistencia con independencia de las fronteras, pero no es tan fácil llegar a todos los lugares del mundo. Intentamos trabajar en contacto con las autoridades sanitarias, pero llevamos seis años sin permiso de Siria, actuando allí con gran riesgo.

-”Director adjunto de operaciones” suena a burocracia.

-No estoy en primera línea del frente, pero tampoco son labores burocráticas. Hay muchas tareas necesarias para contribuir a que funcionen los equipos sobre el terreno.

-La mayor matanza contra Médicos sin Fronteras no la causaron los islamistas, sino las tropas de Obama en Kunduz.

-Y desde ese ataque a primeros de octubre en Afganistán, hemos sufrido media docena en Yemen y Siria. Es la punta del iceberg, y lo preocupante es que se convierta en una tendencia contra las estructuras sanitarias. Nos están bombardeando impunemente, no podemos hablar de errores ni de daños colaterales.

-¿Un refugiado ha de decidir la ciudad europea en que desea instalarse?

-Es más importante que Europa no se blinde y acoja a refugiados, que huyen por ejemplo del Estado Islámico. Somos más sensibles cuando el ataque ocurre en Bruselas.

-¿Cómo lleva la rivalidad entre médicos y enfermeros?

-Ufff, en el entorno mallorquín siempre ha existido una cierta tensión sana de roles, que no etiquetaría como rivalidad. En Médicos sin Fronteras hay menos roces, por la clara profesionalidad, porque tenemos poco tiempo para discusiones de este tipo y porque, en zonas con una presencia casi nula de médicos, los roles son más flexibles y los enfermeros tomamos decisiones que aquí ni imaginaríamos. Probablemente ocurría lo mismo hace cien años en Mallorca.

-Los avances médicos surgen de un deseo de enriquecimiento.

-Las farmacéuticas quieren perpetuar un sistema de retorno con beneficios desmesurados, frente al objetivo original de mejorar la calidad de vida.

-¿Los servicios de espionaje se infiltran en las ONGs humanitarias?

-Si lo hacen bien, no nos enteraremos, pero en Médicos sin Fronteras nos regimos por unos principios de neutralidad que garantizan la interlocución. Un actor armado no nos dejará intervenir si somos parciales.

-¿Un trabajador occidental con el agua al cuello es culpable?

-Prefiero el concepto de responsabilidad al de culpabilidad. Fustigarse no es útil ni justo, cada uno tiene sus problemas. No hay que acusarse personalmente ni diluir los problemas en el funcionamiento genérico del sistema. No podemos pedir que todos estén en todo, pero se puede participar, desde el voto a la movilización social.

-Fue profesor de la Universitat, ¿necesitamos una facultad de Medicina?

-Es una polémica de mucho tiempo atrás. En un paralelismo con Médicos sin Fronteras, importa la necesidad y la equidad, que todo alumno de Balears pueda estudiar la carrera de Medicina en igualdad de condiciones.

-¿El ébola volverá?

-El ébola todavía no se ha marchado, volverá a haber epidemias aunque se nota cierto empujón en tratamiento y vacunas. Y será seguido de otras enfermedades emergentes con efectos explosivos.

-¿Turistas abstenerse?

-No tienen lugar, como no lo tendrían en Apple o IBM. Estamos muy profesionalizados, una perspectiva que compartimos con el voluntariado porque cobramos salarios por debajo del precio de mercado. Nadie va a apuntarse por motivaciones turísticas a hacer jornadas de catorce horas, o a pasarse tres meses bunquerizado en un hospital de Yemen.

-Habla usted de Congo o República Centroafricana con las mismas palabras.

-Los humanos no somos muy creativos. Puede haber media docena de causas que desatan un conflicto entre poblaciones. Simplificando, la lucha por los recursos, problemas geoestratégicos o procesos de discriminación. A partir de esta modelización, las consecuencias son variadas.

-¿La situación tiende a empeorar?

-Desde un punto de vista humanitario, sí. El balance es pesimista, con crisis de dimensión creciente y poderes indiferentes. Están declinando la ayuda y el acceso.

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