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El perfil

Una consellera ausente de Balears

Nadie esperaba la designación de Esperança Camps como titular de Cultura, pero la menorquina no supo atajar el motín interno por la inacción de su departamento, quizá por su lejanía durante décadas de las islas

Camps con el resto de consellers de Més. Manu mielniezuk

La periodista Esperança Camps dejó ayer de ser consellera de Cultura y Transparencia del Govern del Pacto de Izquierdas. No se marchó de manera sigilosa, como ha sido su mandato de nueve meses en su despacho del Palma Arena. Antes de cerrar la puerta, despechada por verse obligada a salir del Govern, disparó a diestro y siniestro. Lo cierto es que el nombramiento de Camps fue una auténtica sorpresa. Nadie lo esperaba. Había muchas esperanzas en su trayectoria como escritora y mujer de los medios de comunicación, pero la menorquina se ausentó, quizá por su lejanía de las islas durante décadas, y su departamento se sumió en la inacción.

Hacia meses que en el Consolat de Mar y en la calle Montenegro, cuartel general del vicepresidente Biel Barceló, advertían del motín interno que se avecinaba en la conselleria de Cultura y Transparencia. Los directores generales, todos ellos de Més, habían perdido la confianza en su jefa y ello trascendía más allá de los despachos del Palma Arena, peculiar sede de la conselleria de Esperança Camps. La consellera se rodeó del llamado "clan de Ciutadella" y, según fuentes muy próximas al polémico y costoso velódromo, había varios niveles de trato. Hay que recordar que algunos de sus directores generales eran de Més per Mallorca, pese a que ella era cuota de Més per Menorca.

Esta situación se fue enquistando día a día. Desembocó en una inacción de uno de los departamentos estrella de un Govern de izquierdas. La Cultura y las medidas en favor de la transparencia y anticorrupción no culminaban. El departamento de Camps estaba casi desaparecido de la esfera mediática isleña, más allá de las cuatro o cinco entrevistas para estrenar el cargo. Ayer explotó por los aires lo que se había convertido en una auténtica bomba de relojería: El enfrentamiento total y absoluto de la consellera con el 90% de su equipo.

Fines de semana valencianos

Esperança Camps, al concluir su licenciatura en Ciencias de la Información en Barcelona se marchó a vivir a Valencia, donde entró a formar parte de la cadena pública Canal 9. A mediados de la pasada legislatura el PP valenciano acometió un expediente de regulación de empleo y Camps fue una de las víctimas por sus tendencias políticas. Es una prolífica novelista y activista de la Asociación de Escritores en Llengua Catalana. Sin embargo, la ya exconsellera había hecho su vida en Valencia. Todos los fines de semana viajaba a la capital de Turia y ello fue uno de los motivos de mayor crítica de sus contrarios. Físicamente estaba en Mallorca, pero mentalmente estaba en Valencia, relatan personas próximas al Govern.

No obstante, Camps ha caído cuando también ha perdido sus apoyos en el partido que la designó y del cual ella se ha encargado de dejar claro de forma reiterada que no estaba afiliada, era independiente, Més per Menorca que ostenta 3 diputados.

Se ha prodigado mucho más en los medios de fuera de Balears que en los locales. Y en sus entrevistas siempre llamó la atención que en buena parte de ellas dedicaba bastante tiempo a hablar de Valencia y de sus experiencias valencianas. Se notaba que lo que ocurría en la Comunidad Valenciana le era cotidiano. En cambio, cuando se refería a Balears el mensaje sonaba a lejano.

Se estrenó con el caso IB3

En pleno verano, y escasas semanas de ser nombrada, Esperança Camps ya tuvo el primer incendio. El entonces director general de IB3 digitado por el PP, Josep Codony, nombró a un director de la televisión pública sin que ella se enterara. Codony aseguró que lo había comunicado a Camps y ella tampoco dejó claro lo que había ocurrido. El Govern de Armengol no podía permitirse el lujo que los hombres del Govern Bauzá camparan a sus anchas en el ente público. El Consolat tuvo que tomar cartas en el asunto, ante el silencio de Esperança Camps, y sacarse un decreto de Función Pública para derogar el nombramiento de Codony al frente de la televisión autonómica.

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