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Superación

Sones de trompeta para aliviar el cáncer

Sebastià, un chaval de 12 años que acaba de superar la fase más dura de una leucemia, ofreció ayer un improvisado concierto en oncología infantil de Son Espases

Sebastià, primero por la derecha, durante el concierto que ofreció ayer junto a sus primos en Son Espases.

Tanto su padre como su madre, Lola, saben muy bien lo que es pasar interminables horas, días y semanas con un hijo hospitalizado por un cáncer. "Lo que más nos animaba durante estos largos periodos era cuando nos visitaba un niño que había superado la enfermedad. Era una inyección de moral no solo para los niños si no, sobre todo, para los padres. Así que decidimos hacer lo mismo", explica la madre.

Lola nos pone en antecedentes. A Sebastià, su hijo, le gustaba tocar la trompeta, instrumento con el que comenzó a familiarizarse muy temprano, a los cinco o seis años, movido por la admiración que sentía por su primo mayor que también se había decantado por este instrumento.

Su pasión musical se truncó cuando en febrero de 2014, cuando contaba con tan solo diez años de edad, se le diagnosticó una leucemia (cáncer de la sangre). "Al cabo de seis o siete meses de iniciar el tratamiento, Sebastià, que también es epiléptico, sufrió una complicación grave que le obligó a suspenderlo durante unos dos meses. Llegó a pasar hasta tres semanas en la Unidad de Cuidados Intensivos", rememora estos amargos momentos su madre.

Esfuerzo pulmonar

Hasta octubre de ese mismo año Sebastià no pudo volver a recibir unas agotadoras sesiones de quimioterapia que, desde luego, le dejaban exhausto, sin fuerzas para tocar un instrumento que requiere invertir en él un importante esfuerzo pulmonar. Así que este alumno de la escuela de música de ses Salines tuvo que dejar de lado su afición durante unos largos meses.

Afortunadamente, el tratamiento anticancerígeno fue bien y ahora tanto Sebastià como su familia están viendo la luz al final del túnel: "Acabamos el tratamiento a finales del próximo mes de abril. Ahora tan solo le están dando quimioterapia por vía oral, que es menos agresiva. Ahora hace vida prácticamente normal, le ha vuelto a crecer el pelo y tan solo tiene que someterse a revisiones cada dos semanas, aproximadamente", revela una esperanzada Lola que no puede ocultar la alegría que le embarga.

"Y cuando termine el tratamiento, las revisiones serán cada mes o cada dos meses. ¿El alta total? Hay que esperar diez años para que te la den", añade Lola sin que eso suponga un mínimo enfriamiento de su contagioso entusiasmo.

Sebastià, junto al personal sanitario que le atendió. HUSE

Recordando lo que les animaba recibir la visita de un antiguo paciente recuperado durante sus largas estancias en el hospital, los padres de Sebastià y el propio chaval, instigados por la jefa del servicio de oncología pediátrica, Mercedes Guibelalde, una melómana confesa, se decidieron a organizar ayer una especie de sesión de trompeta en la planta de oncología infantil del hospital de Son Espases.

"Ha tocado con sus dos primos mayores, que a sus 18 y 22 años ya participan en sendas bandas de música y se han animado a acompañar a su primo pequeño. Sebastià ha tocado la trompeta junto a Tomeu, al que adora y que fue la persona por la que se decidió a aprender los rudimentos de este instrumento", pormenoriza su madre.

El improvisado concierto, celebrado ayer al mediodía en el parque infantil del servicio de oncología pediátrica, se alargó durante media hora. La banda musical familiar interpretó tres temas: Supercalifragilisticoespialidoso, la canción que popularizó el personaje Mary Poppins en la entrañable película de Disney, el archiconocido icono góspel When the Saints y el Himno de la Alegría, "la preferida de mi hijo Sebastià", concreta Lola.

"Mis sobrinos tuvieron que tocar un par de temas más para alargar un poco la velada, aparte de tener que repetir alguna vez más las canciones que te he comentado. Había mucha gente. Cerca de quince niños ingresados, sus padres y buena parte del personal sanitario que atendió a Sebastià durante los tratamientos que ha recibido", recontaba la orgullosa madre el auditorio que disfrutó de la peculiar velada familiar ofrecida por su hijo y sus sobrinos en un escenario igualmente atípico.

"Quedamos con la doctora Guibelalde hacerlo hoy (por ayer) para que pudieran venir todos los médicos y enfermeras que han tratado a Sebastià antes de que se vayan de vacaciones. Pero lo mejor ha sido la reacción de los padres, que se han alegrado y animado mucho al ver cómo estaba mi hijo, de su franca mejoría", se congratula una emocionada Lola que da por bueno haber transgredido por esta buena causa la quietud del hospital.

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