­No esperen grandes respuestas, porque la cosa va de grandes preguntas. De cómo utilizar el ingente volumen de información que genera cada instante este mundo de bits, clics, móviles y webs para dar solución a los problemas concretos de su empresa, de su proyecto, de su vida. Así que no esperen grandes respuestas en las páginas que siguen, pero ya pueden empezar a pensar buenas preguntas si quieren subirse al tren del futuro, que según los expertos, analistas, empresarios y políticos reunidos ayer en el Foro de Tendencias de Diario de Mallorca, pasa por el big data, descrito como el entorno catalizador de "una nueva revolución industrial", según lo describía Gonzalo de Cadenas-Santiago, economista principal para mercados emergentes de BBVA, patrocinador del foro celebrado ayer para sacarle jugo teórico y, sobre todo, aplicaciones prácticas al citado big data.

¿Y qué es el big data, ya que tanto revoluciona? Pues ese era justamente uno de los primeros objetivos de unos debates concebidos para "arrojar luz" sobre cuestiones que ya hoy resultan clave para definir el futuro y garantizar el éxito económico de la sociedad balear, como recalcaba en la apertura del evento Aitor Moll, consejero delegado de Editorial Prensa Ibérica, grupo de Diario de Mallorca. Él propio Moll se encargaba de resumir ante las cerca de doscientas personas que abarrotaban el Club Diario de Mallorca la importancia que tiene para el presente y, sobre todo, para el crecimiento futuro, la correcta utilización de técnicas ligadas a la explotación de los millones de datos que se registran en tiempo real en cada segundo de actividad virtual a través de ordenadores, móviles y dispositivos de conexión a internet. Que eso es lo que es el big data, una especie de inmenso campo de cultivo en el que lo difícil es decidir qué plantar y para qué.

Y no crean que es fácil. De hecho los mayores expertos de la materia se apuntan a una versión moderna del "solo sé que no sé nada" que hace dos milenios puso a Sócrates ante la llave del conocimiento, la duda: "Hay millones de datos. Hay datos de todo y cada segundo se generan más y más. Así que el big data no va exactamente de datos. Los datos y la capacidad para recabarlos y procesarlos los tenemos, lo que necesitamos es plantear las preguntas correctas para usarlos", ejemplificaba Alex Rayón, profesor de economía digital, director de Deusto eCampus y responsable de su programa de big data y business intelligence, uno de los cinco participantes en la primera mesa de debate del foro organizado por Diario de Mallorca y patrocinado por BBVA, con la colaboración de empresas como Goldcar, Quonext, AICO Servicios Audiovisuales y Prosegur, como destacaba en su intervención de presentación del acto el director del periódico, Pedro Pablo Alonso.

Cada empresa, un uso

Con lo que la clave no es la información, que se acumula a ritmo imparable. Lo importante es encontrarle uso, atinar con lo que se busca. "Y eso es algo que cada uno ha de mirar en su propia empresa", advertía Ovidio Andrés, el presidente e impulsor de uno de los proyectos innovadores y tecnológicos de éxito de Mallorca, Logitravel. "El big data no te resuelve nada realmente: tú tienes que saber los problemas que tienes y a lo mejor después, si sabes que te falla, el big data te ayuda", abundaba Ovidio Andrés, que explicaba que en Logitravel, una empresa que vende viajes online a clientes de todo el mundo, cada vez que un cliente pincha un enlace se guarda. "Cada día registramos seis millones de clics, con lo que, por ejemplo, somos capaces de determinar qué producto se adapta más a cada clientes según su origen". Con lo que a Logitravel le basta con ver desde donde se conecta cada usuario para promocionarle una propuesta viajera de partida, adaptada al conocimiento previo de su entorno de consumo. "Si un cliente pincha un hotel de cinco estrellas, está claro que hay que ofrecerle a partir de ahí productos ligados a las cinco estrellas. Para hacerlo nos esforzamos en tener información elaborada previamente en previsión de cada perfil. Para ese tipo de aplicación, el uso del big data es relativamente sencillo, y la tecnología está al alcance. Lo complicado es cuando te metes en modelos predictivos", abunda Ovidio Andrés, cuya empresa está intentando dar ese segundo paso, el de utilizar el pasado como fuente de predicción de lo que va a pasar, como ya están haciendo gigantes de la tecnología y la sociedad de la información como Google, Facebook o Amazon.

¿Es fácil imitarlos? Pues no demasiado, opina Andrés. Y algo parecido apuntaban el resto de expertos del primer panel de debate, que insistían en una idea que ya había destacado en la inauguración Aitor Moll: no hay que tenerle miedo a los cambios. "Esto no es magia negra, debemos perder el miedo e ir incorporando poco a poco a los procesos de nuestras empresas el uso de big data", coincidía Álvaro de Nicolás, CTO de Tui Travel y Hotelbeds, donde gestiona un equipo de más de 600 personas que están haciendo de la exploración de datos una de sus herramientas competitivas clave. La firma de origen mallorquín Hotelbeds es hoy el mayor banco de camas del mundo, con lo que generan un volumen de datos de reservas (intermedian entre empresas) que les podría llegar a permitir definir con muchos meses de antelación por dónde se mueve el turismo mundial, con qué objetivos, en qué destinos y a qué precios. "Subimos [a una plataforma en la que colaboran con Amazon] 60 billones de peticiones al año, unas 6.000 por segundo. Eso nos dice donde quiere ir la gente de vacaciones con seis u ocho meses de antelación, pero al final entre todos esos datos, volvemos a lo que se decía, lo importante es la pregunta, saber qué queremos saber", añadía Álvaro de Nicolás, que por ello aseguraba que "en este siglo el profesional más sexi va a ser el estadístico, del mismo modo que en los noventa lo fue el ingeniero informático".

Estadísticos, decía De Nicolás, "y filósofos y físicos", añadía Rayón. Que las preguntas a bases de datos no son solo cosa de números, y menos cuando la cantidad de información es tan inabarcable que Google procesa 40.000 búsquedas por segundo, en un mundo en el que cada minuto se mandan 204 millones de correos electrónicos y se dan en Facebook 1,8 millones de "me gusta"(o "likes", que este nuevo mundo de big data y millennials inventa comportamientos casi exclusivamente en inglés).

Aplicaciones prácticas

Los datos los ofrecía el presentador del Foro de Tendencias de Diario de Mallorca, Marcial Rodríguez, consultor turístico y exgerente de la Agencia de Turismo de Balears, que aprovechaba su inmersión en el sector turístico para pedir a los participantes en el debate que ofreciesen ejemplos de aplicaciones prácticas del big data en las que estén trabajando. Y obtenía lo que buscaba: un catálogo de usos de lo más variopinto, desde algoritmos para controlar el fraude en las compras electrónicas o las reservas, a análisis de tendencias con los que planificar ventas o determinar las zonas adecuadas para cada tipo de negocio en un destino turístico. "Nosotros ahora por ejemplo trabajamos para medir y detectar la influencia de una opinión, y estamos haciendo cosas de posicionamiento, viendo donde hay más movimiento en zonas como Platja de Palma, para saber qué busca un turista en cada zona. Son datos que se pueden usar para segmentar clientes", ejemplificaba Javier Varona, vicerrector de la Universitat de Balears.

Varona, como el resto, insistía en la importancia de saber qué se busca en los datos, qué se pretende mejorar y conseguir. Asentía a su lado Gonzalo de Cadenas-Santiago, de BBVA, que concluía que el reto que afrontan las empresas y el sector turístico con la incorporación del big data a los procesos es "impulsar una nueva era de desarrollo industrial en la que los usuarios y las empresas se beneficien a partes iguales". "El big data es la electricidad del siglo XXI -reflexionaba Marcial Rodríguez-, y del mismo modo que la electricidad va a dar paso a una nueva revolución industrial". ¿Cómo? Depende de sus preguntas, ahí está la respuesta.