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Entrevista

Jaume Alemany: "En muchos casos he llegado a tener más información que el juez"

"Hay personas que están en prisión y, por ello, no dejan de ser personas. Ellos también lo pasan mal" - "Ser cura tiene una responsabilidad añadida pero no nos vacuna contra una mala acción" - "Si tienen que engañar a alguien que engañen al juez, así pueden llegar a salir con menos pena"

Jaume Alemany en la parroquia Mare de Déu de Montserrat, de la cual también es el párroco. Guillem Bosch

-Dentro de la cárcel conviven muchas religiones, ¿también ayuda a los que no son católicos?

-Sí, la Pastoral Penitenciaria es la presencia de la iglesia católica en prisión. Pero hay otros representantes. La Iglesia Evangélica o Testigos de Jehová están presentes de manera minoritaria. Los musulmanes no cuentan con el seguimiento de sus imanes en prisión porque no hay convenio. De todas maneras, ellos no distinguen entre pecado y pecador, son considerados malos musulmanes. Nosotros sí y, aunque rechazamos el delito, intentamos salvar al delincuente.

-¿Cómo se aplica la religión a las malas acciones de los presos?

-La fe es un estímulo para tirar adelante. Nosotros no vamos a confesar, ni comulgar, ni convertir a nadie. No se trata de eso, sino de que hay personas que están en prisión y, por ello, no dejan de ser personas. Ellos también lo pasan mal y los cristianos tenemos que estar a su lado sin tener en cuenta el daño que han podido hacer. Nosotros proponemos la fe para demostrar que Dios les quiere igual hayan cometido el delito o no.

-¿Es necesario un cura en la cárcel?

-Creo que un cura puede hacer muy buen trabajo, pero también cualquier cristiano y persona. Lo que pasa es que el añadido de cristiano supone una exigencia. Y, si todo el mundo tiene la obligación de dar una mano, un cristiano tiene más razones. Además, los cristianos que están en la cárcel también tiene el derecho de asistencia religiosa.

-Muchos no se arrepienten.

-Esta es una cuestión muy compleja porque en principio todo el mundo es inocente. Es normal que uno se autodefienda y se llegue a creer que es inocente. Nostros tenemos dos tareas ante estos casos: una es que ellos acepten su responsabilidad y la otra es la voluntad de rectificar. Intentamos ayudar con serenidad.

-Otros son inocentes.

-Inocentes en prisión hay muy pocos pero, como en todo, hay excepciones. Eso sí, la manera en la que se defienden ante el juez puede variar la condena. Los ricos, en estos casos, lo suelen tener más fácil por sus buenos abogados.

-Inocentes absueltos como Romano Van der Dussen, ¿mantienen la fe durante la condena?

-La fe se llega a perder. La justicia es muy lenta. En el caso de Romano, hace siete u ocho años que sabían que era inocente y hasta hace un mes no ha salido de prisión. Es desesperante.

-¿Por qué decidió acoger a Van der Dussen una vez absuelto?

-Estamos abiertos a acoger a todo el mundo que lo necesite. Él salió a la calle y no tenía a nadie. Además salió afectado y necesitaba un proceso, no solo un techo donde dormir. Ahora vive en un piso de la Pastoral Penitenciaria situado en la parroquia Mare de Déu de Montsserrat porque es el piso que me brindan como vivienda y no la utilizo porque tengo mi casa.

-¿Ha acogido a otras personas?

-Sí, ahora mismo en otra habitación se aloja una mujer que salió de prisión hace aproximadamente dos meses. Necesitaba un tiempo para encontrar trabajo y ahorrar para pagar el alquiler de un piso. Ahora el Consell de Mallorca colabora con un centro, con más capicidad que un piso, y nos subvencionará algunas plazas.

-¿Cuál es el fin de esta buena acción?

-La iglesia está para esto. Después podemos hacer otras cosas como procesiones y mucho humo. Pero la iglesia está para ser testimonio de que Jesús pasó por el mundo al lado de presos, estuvo en prisión, lo juzgaron y lo condenaron a muerte. Jesús no murió de gripe en su casa. Siempre estaba al lado de aquellos que lo necesitaban. La actitud de Jesús siempre es levantar y este es el principal trabajo de los cristianos.

-¿Qué le ha aportado la cárcel a usted?

-La prisión me ha mantenido vivo como cura. Me ha ayudado mucho a entender a los seres humanos. Todos nos equivocamos, pero unos van a prisión y otros no. También me ha enseñado a valorar la libertad y a relativizar problemas. Tocar la miseria humana, el dolor, y el sufrimiento humaniza mucho a las personas.

-¿Y usted a la cárcel?

-Pequeñas acciones. Animar a los presos, hablar con sus familiares. También hacemos programas y actividades. La salida al Camino de Santiago es la principal.

-¿Por qué el Camino de Santiago?

-Porque esta ruta nos sitúa como peregrinos, como aquellos que no se aferran a nada porque caminan hacia una meta. Esta metáfora representa la vida de aquel que está en una situación que no desea y de la que quiere salir. Por tanto, caminar veinte y pico kilómetros cada día dirigiéndonos al santuario, que es Santiago, y para nosotros: la felicidad, la plenitud y la gloria, es la metáfora que yo les propongo. Ahora estás donde estás pero esto no es definitivo. Tu estás en el camino y se trata de no dejar de caminar para llegar a la meta que deseas, que en estos casos no es Santiago, sino la libertad.

-¿Sólo se lleva a los buenos?

-Este tema genera debate. A los políticos les interesa la seguridad. Les da miedo perder su voto. Para que no pase nada te tienes que llevar gente segura, que son aquellos que se portan bien, los que les falta poco para acabar la condena. Pero estos no son los que me interesan a mí, en principio. También me quiero llevar personas a las que les falte tiempo para acabar porque no se trata de un premio de final de carrera. Es un programa terapéutico y lo necesitan más aquellos que están lejos de llegar a la meta.

- ¿Alguno ha intentado escapar?

-Nunca. En el camino de Santiago hay un lema que es "la vigilancia se puede burlar, pero la confianza no". Por mucho que veles, si quieren, se escaparán. En cambio, si no estás tan encima de ellos te ganas su confianza. Ellos se dan cuenta de que confías en ellos, lo valoran mucho. Si a alguien se le pasara por la cabeza escapar, los otros se lo harían olvidar rápido.

-¿Cómo se financian estas actividades?

-No son ellos ni la prisión quien paga. La Pastoral Penitenciaria es el responsable y lo obtiene de donativos, Cáritas Mallorca y personas particulares que también colaboran.

-¿Ha coincidido con algún cura condenado en prisión?

-He conocido alguno, pero no lo he tratado.

-¿Qué le pasa por la cabeza a un cura para terminar entre rejas?

-Un cura es un ciudadano cualquiera que también se puede equivocar. Y, por tanto, también está sujeto a tener que pagar por el delito cometido. No se debe confudir malo y delincuente. Cometer un delito no significa ser malo. No hay buenos y malos , todos somos iguales.

-¿No cree que traiciona en mayor grado a la religión que otro ciudadano?

-Ser cura tiene una responsabilidad añadida, pero no nos vacuna contra una mala acción.

-¿Ha confesado a algún personaje público?

-Sí, pero no lo puedo desvelar.

-¿Le han revelado, entonces, información bajo secreto de confesión?

-Sí. La principal aportación de un cura es la confianza. Los curas no somos muy aplaudidos en ningún lugar, en cambio, en la prisión sí. Hay gente que confiesa cosas que yo no sé si sería capaz de confesar y ellos lo hacen tranquilamente. En la prisión saben que a mí me pueden contar lo que quieran y nadie lo sabrá. Muchos necesitan exteriorizar el delito cometido.

-¿Tiene en algunos casos más información que el juez?

-Sí. En muchos casos he llegado a tener más información que el juez. Yo les digo que si tienen que engañar a alguien que engañen al juez. Así, pueden llegar a salir con menos pena de la condena. A mí no tienen porqué engañarme, saben que no diré nada.

-¿Alguna de esta información podría agravar la pena de estos personajes públicos?

-Claro, la pena de personajes públicos y no tan públicos.

-¿Algún nombre?

-No lo puedo decir.

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