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Triunfan el ciclismo, el senderismo y el golf, pero el wellness no despega

Algo tienen en común Pollença, Alcúdia, Muro y Peguera, por citar cuatro de los destinos con mejor nivel de ocupación en Semana Santa y en el resto de primavera: todos ellos se han abrazado al deporte. Y les va de cine. "Ligar nuestra marca al deporte está dando resultado. Nuestro invierno acaba antes. Este año hemos empezado la temporada con torneos de tenis, por el ejemplo. El problema de Mallorca es que todo el mundo nos tienen en mente como un destino de sol playa, pero eso son seis meses, cuando los que ofrecemos deporte estamos yendo a ocho meses de temporada, más que nada porque en el resto de Europa en estas fechas no hace tiempo para hacer actividades al aire libre", sintetiza Toni Mayol, líder de los hoteleros de Peguera, que ya tuvieron clientela todo marzo, se preparan para una gran Semana Santa y esperan un buen abril. El resto viene rodado, con el sol y playa llenando la caja.

Lo mismo cuentan en Pollença, que se ha aliado con el senderismo, con el golf y, sobre todo, con el ciclismo, para que su invierno acabe en febrero. "El ciclismo y el senderismo nos ayuda a adelantar mucha las aperturas", constata Carmen Zierer. Lo tienen claro grupos como Iberostar o HM, por citar dos cadenas hoteleras mallorquinas que han adaptado algunos de sus establecimientos a las bicis, por ejemplo. Y bien que les va, con ocupaciones muy superiores a la media en primavera. Lo que no acaba de funcionar es el turismo termal y de wellness, explica Luis Seminario, de Can Simoneta, un hotel emblemático que es referencia para turismo activo ligado a senderismo , golf, deportes náuticos e incluso hípica. "Estamos muy contentos. En Can Simoneta hemos tenido el mejor invierno en diez años abiertos. Viene a Mallorca mucha gente que quiere jugar en Canyamel y Capdepera o Pula, y sale de Palma". El contrapunto, explica, lo da otro hotel de su grupo, una joya del sector que no funciona tanto en invierno: el cinco estrellas de Spa y Wellness Font Santa, en Colònia de Sant Jordi. "En Mallorca aún cuesta lograr que venga gente buscando spa. No es cosa de cambiar el destino pero hay que vender más y mejor las aguas termales, que se asocie el producto a Mallorca, más cuando estas aguas son parte importante de la historia de la isla".

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