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Extraoficial

Cañellas, setenta y cinco años y lejos de jubilarse

La carta más dura recibida últimamente en la sede del PP balear lleva la firma de Biel Cañellas. En ella el padre del invento se explaya a gusto sobre...

L´amo en Biel cumple hoy 75. manu mielniezuk

La carta más dura recibida últimamente en la sede del PP balear lleva la firma de Biel Cañellas. En ella el padre del invento se explaya a gusto sobre la deriva sin rumbo que lleva su partido desde las elecciones del 24-M. Mandar extensas misivas a sus sucesores sin esperar respuesta es una de las grandes aficiones de l'amo, el cargo más poderoso que ha habido en estas islas. El eterno president cumple hoy 75 años. Es el animal político que fue, sigue igual de respetado por la vieja guardia, que es la que se mueve para comandar ahora lo que queda de la nave.

Defenestrado de la primera línea por Aznar y su puro en julio de 1995, Cañellas se retiró a sus dominios, y desde entonces se dedica entre otros menesteres a hacer de intermediario de grandes compañías. Cañellas ha elegido a todos sus herederos, y no solo desde su despacho: Tòfol Soler -al que 'acuchilló' al cabo de un año-; Jaume Matas -"ponerle fue uno de los mayores errores de mi vida"-; Rosa Estaràs -su discípula preferida, por la que siente devoción paternofilial-; incluso José Ramón Bauzá -sin su plácet Estaràs no lo hubiera digitado-, el único presidente del Govern que se atrevió a prohibirle entrar al Consolat. Lo hará también con el próximo

Mosca con Vidal, padrino de Company

El creador del cañellismo, la única ideología que verdaderamente merece un apelativo, fue clave para derrocar a Bauzá. Sin su golpe de timón, el ahora senador todavía estaría toreando a la tropa capitaneada por Biel Company. El exconseller no da un paso sin consultar primero con l'amo en Biel. Le venera y sigue a rajatabla sus consejos: "Tú mira y calla, no muevas ficha por el momento".

Miquel Vidal se confesaba casi a diario con el todopoderoso mentor, pero al parecer éste se ha distanciado del actual presidente del PP; la pusilanimidad no va con Cañellas. "Aquí no hay ninguno que sirva para nada", le oyeron decir indignado mientras salía de la última junta regional del PP a la que asistió. Algunos le habían hecho creer que se levantarían a leer la cartilla a Bauzá. Nadie lo hizo.

En su setenta y cinco cumpleaños, el hombre del Túnel que hace tiempo dejó de envejecer -cosas quizás del pelo blanco- pregona que quiere estar tranquilo. Que ya no quiere influir en nada. "Que hagan lo que quieran". Pamplinas. Hoy por la noche Cañellas hará el minucioso recuento de las felicitaciones recibidas de los suyos. Un sinfín, prueba que de jubilado nada.

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