Hace un mes la patronal hotelera decía que aunque el nuevo impuesto se vendía políticamente como un tributo al turista, era en realidad una carga que tendrían que pagar los hoteleros, que por culpa de eso no podrían invertir. Ahora el discurso es otro: "El impuesto se va a repercutir a los clientes, entre otras cosas porque no es un impuesto al hotelero sino al turista. Somos los recaudadores, pero se grava al cliente final", dice la presidenta de la patronal hotelera, que ya no está tan preocupada por la inversión, como por las que considera grandes víctimas del tributo: los comercios, restaurantes y otra oferta complementaria que dejarán de ver llegar ese euro y pico al día que abonará de 'ecotasa' cada turista, que, por cierto, este año pagarán de media entre 3 y 10 euros más por habitación y día por la subida de precios que se embolsarán los hoteleros esta temporada.