Fue una de las figuras clave de la Transición en Mallorca. Durante los años ochenta fue senador y diputado en Madrid por el PSOE, y participó en la redacción del Estatuto de Autonomía de Balears. Pero sus inquietudes fueron mucho más allá. Fue abogado, teórico del nacionalismo e historiador. Gregori Mir -o Gori, como era conocido- falleció ayer en Palma a los 76 años de edad.

Nacido en Campos en 1939, se licenció en Derecho por la Universidad de Navarra, aunque sus inquietudes intelectuales sobrepasaron el mundo de la abogacía. En 1975 publicó en París -en España no se le hubiera permitido- una de sus obras clave, El mallorquinisme polític, bajo el seudónimo de Anselm Llull.

A la muerte de Franco tuvo un activo papel en la política, siempre con el PSOE. En 1979 fue elegido senador por Mallorca y en 1982 vivió en primera fila la gran victoria electoral de Felipe González. Elegido ese año diputado, fue uno de los ponentes del anteproyecto del Estatuto de Autonomía de Balears en 1983. Fue diputado hasta 1986, año en el que abandona el partido. Años después explicaría este desencuentro en una entrevista: "En un momento dado me encontré a disgusto dentro del PSOE. Se mezcló lo racional y lo emocional. Sin embargo, somos como uno de esos matrimonios que se separan pero se citan cada semana para cenar".

Reconocido historiador

Tras dejar la política, su inquietud intelectual se centró en la historia. Primero con la figura de Miguel de los Santos Oliver, que analizó en su obra Qüestió Regional. Mir se consideraba uno de los herederos de las ideas de Oliver. "Soy un profundo y viejo creyente en cuestiones autonomistas", declararía. Era el tema sobre el que había girado su libro El mallorquinisme polític, el de la formación de un pensamiento nacionalista en Balears.

La Guerra Civil fue otro de los objetos de estudio y formó parte del consejo asesor de la serie España en guerra (1936-1939), que produjo TVE.

En aquella época fueron frecuentes sus colaboraciones en DIARIO DE MALLORCA, donde publicaba artículos relacionados con sus grandes intereses vitales: la política y la historia.

En los años noventa, su interés se dirigió hacia otra de los personajes relevantes de la historia reciente de Mallorca, Joan Mascaró, secretario de Joan March que llegó a ser profesor de Cambridge y uno de los mayores especialistas en lenguas orientales del mundo. Durante años estudió su correspondencia hasta convertirse en uno de los mayores especialistas en su figura.

En 1990 recibió el Premi Miquel dels Sants Oliver de la OCB y en 1998 la Creu de Sant Jordi de la Generalitat de Catalunya.

Hace diez años sufrió un infarto, que le provocó serias limitaciones. Su salud, muy frágil desde entonces, se fue deteriorando paulatinamente, hasta que finalmente falleció ayer por la mañana en el hospital de Son Espases.

Deja viuda, una hija y un nieto.