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Antxon Olabe: "Nunca hemos afrontado un desafío como el cambio climático"

Antxon Olabe (Eibar, 1955) es economista y se especializó en Economía Ambiental por la universidad británica de York. Autoridad en el campo de las...

Antxon Olabe, economista ambiental, voz de alerta sobre el calentamiento global.

-Para que se haga cargo del tipo de entrevista: "¿La economía asesinó a la ecología?"

-El crecimiento económico es la fuerza motriz de los impactos no deseados sobre la biosfera. Son daños colaterales sobre el medio ambiente.

-Sostiene usted que el mundo es bello pero injusto.

-Es bellísimo, me quedaría sin adjetivos, pero también profundamente injusto en la distribución de la riqueza. No solo en el eje Norte-Sur, sino dentro de las sociedades opulentas. Y lejos de cerrarse, la brecha se ensancha.

-La única pregunta válida es si somos demasiados.

-La explosión de la población es la segunda razón más importante para entender la crisis ecológica. Tardamos 180 mil años en ser mil millones, el número de seres humanos aumenta ahora en mil millones cada quince años. Nadie sobra a nivel individual, pero crujen las costuras.

-¿Un tigre vale más que un ser humano?

-Por supuesto que no. Un tigre vale muchísimo, pero defiendo por encima de todo al ser humano. Cada individuo es un tesoro a proteger y cuidar.

-¿Habrá ganadores del cambio climático?

-Sí y no. Si no somos capaces de reconducirlo y las temperaturas suben por encima de tres grados, todos somos perdedores. Entre 1,5 y dos grados de media, Rusia tendrá acceso a enormes extensiones hoy semiheladas.

-¿Está seguro de que el ser humano es culpable del cambio climático?

-El debate está zanjado hace treinta años. El 99 por ciento de la comunidad científica climática defiende esa tesis.

-¿Su optimismo pesa más que sus datos?

-Gramsci hablaba del pesimismo de la razón y el optimismo de la voluntad. Me reconozco un poco ahí, lo importante es la tendencia detrás de los datos. Nunca hemos afrontado un desafío de la envergadura del cambio climático, pero no somos una manada de bisontes que se arrojará al desfiladero. Pesará más la inteligencia adaptativa.

-Será lo que digan los bancos, en cualquier caso.

-Para nada. Ya sabemos su fuerza, pero el poder real de los Estados libres y democráticos está en la sociedad. Ni bancos ni petroleras, no hay quien pueda.

-Lovelock dice que podemos acelerar el Ferrari, no hay marcha atrás.

-No comparto su tesis. No solo tengo problemas con su catastrofismo, sino con su escasa empatía hacia los seres humanos. Hemos sido capaces de cambios impresionantes que se consideraban utópicos, como abolir la esclavitud o implantar la democracia.

-Este presente no tiene conexión con el pasado.

-Mi libro defiende lo contrario. No se nos debe olvidar nunca que somos los continuadores del Homo sapiens que abandona la sabana africana. Desde una perspectiva sociológica, el mundo es muy diferente pero, más allá de elementos superficiales, tenemos los mismos instintos, anhelos y pulsiones que en el pasado. La fascinación por la historia del presente nos hace olvidar la perspectiva de lo que supusieron el telégrafo, la radio o la televisión.

-El Metro inmoviliza al Mobile World Congress.

-Efectivamente, una paradoja de las tecnologías avanzadas y de sus gurús, enfrentados a conflictos tradicionales del siglo XIX.

-No me ha pasado desapercibido que usted es muy vasco.

-¿En qué sentido? No soy nacionalista, aunque sí de familia. Intelectualmente, me debo a la Ilustración y la modernidad. Como vasco, la conexión con la naturaleza es profunda. No la veo lejana, como un decorado.

-¿Acepta que la economía no es una ciencia?

-No lo es, de ahí el gran complejo de las ciencias sociales frente a la física. Con todo, la economía busca un cierto rigor y usa métodos matemáticos. Sin embargo, la humildad viene obligada por el barril de petróleo a treinta euros que nadie previó.

-Muerto Umberto Eco, nos queda el Papa Francisco.

-No formo parte de la comunidad católica pero, si he conocido un milagro, es ver a un Papa pidiendo la reconversión ecológica. Se lo agradezco enormemente.

-¿Cuál es la primera medida a adoptar?

-Aplicar los plazos aprobados por 180 naciones en los acuerdos de París. Los próximos diez años son cruciales para el cambio climático. Se necesitan objetivos más ambiciosos de emisiones, para reducir el incremento de temperaturas de 1,5 a dos grados. Ahora estamos entre 2,7 y tres. No es suficiente.

-No nos resignamos a pertenecer a la Tierra.

-La era igualitaria finaliza en la transición al Neolítico. Aparecen ciudades, estados, ejércitos. Cristaliza la idea de que el hombre está separado de la naturaleza. Al objetivarla fuera de nosotros, perdemos los vínculos afectivos y de interdependencia con ella. Se desarrolla un narcisismo de especie, es el punto ciego de nuestra civilización.

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