Diego Torres afirmó ayer tarde que no era ninguna irregularidad que sus empresas, en un periodo de solo cuatro años, se hubieran cruzado más de 400 facturas entre ellas, por un volumen próximo a los ocho millones de euros. Lo justificó, frente al interrogatorio de la abogada del Estado, a los distintos trabajos que estuvieron realizando sus empleados, en función del proyecto que estuvieran desarrollando. No lo interpreta así Hacienda, que cree que se trataba de un sistema para ir vaciando de fondos el Instituto Nóos para e ir repartiendo el dinero entre sus ejecutivos. "Había proyectos que implicaba a trabajadores de diferentes sociedades. Es lo que hay que hacer, no creo que sea nada ilegal", señaló. Sin embargo, en el año 2008 cambió el sistema de facturación y concentró toda su actividad en una única sociedad. "Soy culpable de crear muchas empresas", espetó.

Al igual que ya hizo el martes, Diego Torres volvió a desvincularse de las decisiones tributarias. Insistió en que se trataba de una función que desarrollaba su cuñado Miguel Tejeiro, asesor fiscal. Y recordó que su asesor se reunía cada año con un inspector de Hacienda, que revisaba toda la facturación antes de aprobarla. Dejó claro que este alto funcionario fue la misma persona que aconsejó a Don Juan, el padre del Rey emérito, que depositara su herencia en Suiza, "para que su hijo pagara menos impuestos". Y que también era el mismo que realizaba la declaración de Hacienda a todos los integrantes de la Familia Real. "No digo que este señor hiciera nada incorrecto, porque no lo sé. Solo digo que era la persona que supervisaba todas las decisiones de nuestro asesor tributario para que las cosas se hicieran bien, no para que se hicieran mal", insistió en su declaración.

Dinero en B

La abogada del Estado intentó que Torres reconociera que había utilizado dinero negro, pero no lo consiguió. "Me han sacudido de arriba abajo y no han encontrado un solo pago en dinero B", señaló el gestor de Nóos.