Todos los centros educativos de las Islas Baleares, públicos y concertados, aplicarán el Protocolo de Prevención, Detección e Intervención en el Acoso Escolar elaborado la Conselleria de Educación y Universidad.

El conseller del ramo, Martí March; el director general de Innovación y Comunidad Educativa, Jaume Ribas, y la directora del Convivèxit, Marta Escoda, han presentado el protocolo que desarrollado por el Instituto de Convivencia y del Éxito Escolar, Convivèxit, señala en una nota el Govern.

El objetivo es establecer una línea clara de actuación para todos los centros que permita una acción rápida, coordinada y efectiva en los casos detectados, junto a acciones destinadas a trabajar a medio y largo plazo para la prevención.

Además, por primera vez se tendrán datos objetivos sobre acoso escolar ya que los casos detectados en los centros quedarán registrados en el GESTIB y no dependerán de encuestas subjetivas.

La próxima semana la resolución del protocolo se publicará en el BOIB y entrará en vigor.

La resolución que regula este protocolo establece que todos los centros deben disponer de un protocolo de actuación ante un posible acoso escolar que se tendrá que incluir en el Plan de Convivencia, tiene que estar aprobado por el Consejo Escolar del centro y difundirse entre las familias.

Este protocolo ofrece de manera detallada los pasos a seguir para actuar frente a un supuesto episodio de acoso escolar mediante la propuesta de actuaciones inmediatas desde el primer momento en que se tiene conocimiento de un posible caso.

Además, plantea las orientaciones generales para diseñar un plan de prevención contra el acoso escolar a desarrollar por el centro mediante actuaciones a corto, medio y largo plazo.

Para tratar el bullying y con un enfoque educativo este protocolo es exclusivo para atender supuestos de acoso entre iguales y dentro del ámbito escolar.

No es válido para otros supuestos de acoso escolar como el que sufre el profesorado hacia el alumnado o el alumnado al profesorado, ni acoso entre adultos.

El protocolo tiene un enfoque educativo y no punitivo, integrando la función afectiva (mostrando preocupación e interés por la otra persona), con la función de control (que infiere protección y seguridad).

Se hará uso de un procedimiento pacífico, afrontando el problema desde un estilo comprometido y cooperativo.

En todo caso, disponer de un protocolo no significa tener una respuesta única; al contrario, es la guía para adecuar la intervención específica que se requiera en cada momento, destaca la nota.

Es imprescindible que todas las actuaciones queden registradas en las actas correspondientes y una de las cuestiones que se establece es que siempre sea la misma persona quien haga las entrevistas una vez detectado el caso.

De esta forma se gestiona el conflicto integrando las diferentes historias de los tres tipos de alumnado protagonista (quienes sufren el acoso, quienes lo observan y quienes lo ejercen) y de sus respectivas familias, en la medida que se va produciendo la transformación del conflicto y se converge en una única historia compartida por todos los participantes.

En el supuesto de que el conflicto no se pueda solventar con las actuaciones coordinadas desde el centro educativo el caso pasará a entidades judiciales y policiales.

Durante todo el proceso se mantiene un contacto fluido entre las administraciones educativas y judiciales en los casos que es necesario para poder garantizar una protección adecuada a todos los menores implicados y sus familias.

El protocolo se ha elaborado a partir de un estudio de la situación del acoso escolar con la revisión de diferentes medidas y protocolos de otros países, comunidades autónomas y de centros concretos.