Lo primero, la definición: las ondas gravitacionales son ondulaciones del tejido espacio-tiempo provocadas por fenómenos violentos del cosmos, como la fusión de dos agujeros negros, explosiones estelares en supernovas, parejas de estrellas de neutrones o estallidos de rayos gamma.

Cien años atrás las predijo Albert Einstein y hace escasos diez días el proyecto internacional LIGO lo anunció: por primera vez, se han detectado estas ondas. Es uno de los mayores hitos científicos del siglo y la UIB ha formado parte de él.

"Hay aroma a Nobel hoy en esta sala", indicó ayer Miquel Borrás, director del Club Diario de Mallorca, para presentar a Alícia Sintes y Sasha Husa, dos de los investigadores del Grupo de Relatividad y Gravitación (GRG) de la Universitat, único grupo español participante en LIGO.

Sintes y Husa explicaron por qué se abre un nuevo mundo de posibilidades para investigar el cosmos: "Abrimos todo un nuevo espectro, ahora además de ver el universo, también lo podemos escuchar".

No es solo que se hayan detectado las ondas por primera vez: "También es la primera observación de agujeros negros; y de una fusión de agujeros negros; es la primera observación de cuerpos de más de 30 masas solares cada uno y de más de 60 masas el resultante", apuntó la menorquina Sintes, "la energía liberada supera más de 50 veces la de todo el universo observado". Y ayer, en la sede del Club de opinión de este diario, el abarrotado auditorio pudo escuchar esa onda. Un eco lejano de una fusión que sucedió hace mil millones de años.

Esta primera señal se detectó en septiembre y fue confirmada hace dos semanas, después de meses de frenética y exhaustiva comprobación de los datos. "Y aún queda la mitad por analizar", señaló. Y aún quedan más detectores LIGO de tercera generación por activar: detectores aún más sensibles y más precisos que permitirán recoger todavía más información sobre el universo.

"Confiamos en que cada dos meses podremos hacer una nueva detección, está casi asegurado", indicó Sintes. "En diez o veinte años", auguró, "podremos observar los primeros momentos del universo".

Los investigadores se muestran optimistas dado el buen resultado que les han dado los interferómetros láser ubicados en EE UU, que han detectado por primera vez esta onda estando aún en fase de observación: "No esperábamos ver nada tan pronto y menos de una colisión de agujeros negros".

En proyección están nuevos detectores en Japón y otro en la India, país cuyo presidente se ha animado a autorizar la construcción tras el anuncio de la detección de las ondas gravitacionales. Otro gran paso adelante en la detección será la construcción del Einstein Telescope, que la Unión Europea quiere instalar bajo tierra (lo que permitiría una sensibilidad aún mayor al reducir todavía las vibraciones de los átomos que podrían producirse en los espejos por una simple brisa).

Las cifras de las magnitudes que pusieron ayer sobre la mesa Sintes y Husa son de las que marean , incluyendo las de los presupuestos, como los 500 millones que costaron los detectores LIGO de primera y segunda generación y los 150 millones más que costará el que se construirá en La India. El GRG no necesitaría tanto para poder investigar en mejores condiciones, según señalaron los científicos al ser preguntados por Borrás: contratar a un investigador postdoc costaría 40.000 euros anuales; y un técnico, 24.000. "Es una inversión", aseguró Sintes.

La información conseguida con estos detectores podrá complementarse con la que se logre a través de Lisa, el proyecto espacial de la Agencia Espacial Europea que será otra "oreja" del universo. El pasado diciembre ya se lanzó al espacio el Lisa Pathfinder, para probar la tecnología que hará posible "captar más información a baja frecuencia que desde la Tierra no podemos captar". La nueva era de la astronomía ya ha empezado.

*Conferencia: Ondas gravitacionales

El primer descubrimiento de Advanced Ligo. Martes, 23 de febrero de 2016, 19:00 horas. Club Diario de Mallorca. C/Puerto Rico, 15, Palma. Entrada libre