Por si el jueves no había quedado claro, ayer lo volvió a confirmar. Marco Tejeiro, el arrepentido contable del instituto Nóos, fue desvelando en un denso interrogatorio las numerosas irregularidades económicas que habrían cometido sus dos antiguos jefes, Diego Torres e Iñaki Urdangarin, no solo a título personal, sino a través de sus sociedades particulares.

Tejeiro, que seguirá declarando el martes, confirmó que salvo dos excepciones, la larga lista de empleados, una docena, que habían sido contratados por la empresa Aizoon, que pertenece a la Infanta y a su marido, eran ficticios. Es decir, estaban dados de alta en la sociedad, pero no trabajaban ni cobraban ningún sueldo. Eran contrataciones que solo buscaban el propósito de obtener beneficios fiscales.

El personal ficticio que aparecía de alta en la seguridad social era muy diverso. Aizoon firmó contratos de servicios, como si trabajaran para la empresa, al personal que trabajaba en la lujosa casa que compró la pareja en Barcelona. También se contrató a una encuestadora, una estudiante y un joven que se dedicaba a hacer recados. Al mismo tiempo figuraba como empleada una mujer con estudios de enfermería que hacía trabajos de búsqueda de información por internet y un analista que estudiaba el estilo de vida de los deportistas, según confirmó Tejeiro, quien también durante un tiempo estuvo dado de alta como empleado de Aizoon.

La facilidad que tenía Iñaki Urdangarin para conectar con los políticos y lograr que le cedieran fondos públicos para financiar sus proyectos, engordó en muy poco tiempo la cuenta corriente del instituto Nóos. El contable explicó que los dos socios, para apoderarse de los beneficios que generaba esta sociedad sin ánimo de lucro, decidieron repartirse el dinero a partes iguales. Y para ello cargaban facturas, por servicios que no se habían producido, desde sus respectivas empresas particulares al Instituto Nóos. La facturación entre las diferentes empresas que formaban el englomerado de sociedades que crearon los dos socios ascendió a más de ocho millones de euros. Más del 80% de este dinero procedía de fondos públicos.

Poco pudo explicar Marco Tejeiro de los motivos por los que Urdangarin, en el año 2006, se marchó de la empresa. Solo contó lo que le había explicado Diego Torres, que "había intervenido un abogado de la Casa del Rey y le había pedido que se apartara de los negocios de Nóos". Pero esta renuncia no fue real. Formalmente abandonó Nóos. Ya no iba por la oficina, pero siguió de la mano de su antiguo profesor para crear nuevos proyectos. "Iñaki no venía por la oficina, trabajaba en casa, pero seguía en contacto con Torres". El contable confirmó lo que el marido de la Infanta negó en su momento ante el juez Castro. Fue quien creó, junto a Torres, la llamada Fundación Arete, que después pasó a llamarse Fundación Deporte, Cultura e Integración Social. "La Fundación Arete tuvo que anularse porque la Casa Real no aprobaba que Urdangarin apareciera como presidente. Después se creó la otra, pero todo era lo mismo". Esta asociación, con un capital de 30.000 euros, fue creada por un amigo personal del marido de la Infanta, que fue utilizado como testaferro. "No sé muy bien para qué servía esta fundación, creo que para algo de investigación relacionado con el deporte", aclaró el acusado a preguntas del fiscal Pedro Horrach. Como tampoco sabía muy bien la causa por la que el proyecto olímpico Madrid 16 contrató la fundación de Urdangarin. "El contrató lo consiguió Iñaki. Yo hacía unas facturas mensuales. Escuché algo de que se trataba de ayudar a conseguir las olimpiadas, pero no sé qué se hizo".

Venta de Nóos

Aunque formalmente Urdangarin ya no trabajaba para Nóos desde el verano del año 2006, no fue hasta el año siguiente cuando vendió sus acciones de la empresa. El contable confirmó que la venta respondía más a la enemistad surgida entre Diego Torres e Iñaki Urdangarin, que a las intenciones del exduque de Palma de apartarse de estos proyectos. Torres le compró la mitad de su empresa por 30.000 euros. "Ellos acordaron el precio. Fui con Torres a la casa de Iñaki para pagarle el talón. Fui para limar esperezas entre los dos", explicó el antiguo contable del instituto Nóos.

La quinta jornada del juicio se dedicó únicamente a la declaración de Marco Tejeiro, que seguirá el próximo martes. El fiscal pretende utilizar a este arrepentido para ir desmontando la estrategia de defensa de los dos directivos de Nóos antes de que declaren, ya que ambos han negado que ordenaran que se falsificaran facturas para poder justificar el desvio de fondos.