Tras años de vaivenes, el Tribunal Superior de Justicia de Balears (TSJB) ha blindado la asignatura de Religión Católica en Bachillerato, considerando por primera vez que es inconstitucional que los centros educativos no oferten esta materia (cada estudiante decide luego si estudia Religión o la asignatura alternativa, pero para los centros es obligatorio ofertar formación católica).

El Govern de José Ramón Bauzá fue el que estableció que a partir de este vigente curso los institutos no estarían obligados a ofrecer Religión Católica. Así lo estableció la conselleria de Educación en los currículos LOMCE que entraban en vigor este curso. El Obispado presentó un recurso el pasado mayo y en julio el TSJB aceptó suspender de forma cautelar dicha normativa, con lo que los institutos finalmente debieron reincorporar la Religión Católica a su oferta en Bachillerato.

La sentencia de ayer parece zanjar de forma definitiva cualquier debate sobre si se puede o no excluir esta asignatura ya que va más allá del argumento jurídico que ya se había reconocido en autos anteriores -la vigencia de los Acuerdos con la Santa Sede­- y apela a dos artículos de la Constitución: la libertad religiosa y el derecho a la formación religiosa.

"Es un precedente muy importante", subrayó el letrado Marc González, "la argumentación es muy potente al apelar a dos artículos de la Constitución: el del derecho a la libertad religioso y el del derecho a recibir formación religiosa".

El abogado señaló que es la primera sentencia del país que llega tan lejos y deja el tema tan bien atado. El Tribunal Superior de Asturias se pronunció hace poco en una línea similar, pero mencionando solo el tema del derecho a la formación religiosa: "Esta sentencia va más allá al hablar también de la libertad religiosa". González valoró que tras esta sentencia difícilmente ningún otro Govern se verá tentado de excluir la asignatura de Religión Católica de su oferta.

Y es que antes del Govern de Bauzá, el Pacte de Progrés ya sacó la materia del horario obligatorio. En 2008, la consellera socialista de Educación Bàrbara Galmés cambió la normativa y dejó de ser obligatorio que los alumnos que no elegían Religión hicieran una asignatura alternativa. Así, los institutos dejaron la asignatura para la última hora de la jornada y los estudiantes que no la habían elegido podían irse a su casa antes. La consecuencia fue un descenso drástico del número de matriculados en Religión. El Obispado recurrió la normativa y el TSJB le dio la razón basándose en la vigencia de los Acuerdos con la Santa Sede, con lo que el curso 2012-2013 la materia volvió a ser obligatoria.

Este curso hay 366 estudiantes de Bachillerato de centros públicos (el 10,5% del total) apuntados a Religión,225 más que el año pasado. La cifra de matriculados ha subido tanto en ESO como en Bachillerato este curso porque, debido a la aplicación de la LOMCE, la asignatura vuelve hacer media para el expediente académico.