Las fugas en las redes de transporte suponen al año en Mallorca la pérdida de 26 hectómetros públicos de agua, casi la misma cantidad de líquido producida por las plantas desaladoras de la isla, según informó ayer el Govern. El Ejecutivo hizo un llamamiento a los Ayuntamientos y a la población en general a no desperdiciar el agua, máxime la grave situación de pre-sequía que padece el archipiélago, especialmente Ibiza.

Según las estadísticas difundidas ayer por el Govern, Balears consume al año 130,2 millones de metros cúbicos de agua, de los que poco más de 100 millones corresponden a Mallorca; 17,6 millones a Eivissa; casi 12 millones a Menorca y cerca de 580.000 a Formentera.

Pérdidas del 27 por ciento

Sin embargo, las deficiencias en la red de tuberías y depósitos hacen que el 27% de esos caudales se pierdan irremisiblemente.

Mallorca es la isla donde más agua se derrocha por las canalizaciones, nada menos que 26 hectómetros al año.

La conselleria de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca informó ayer que la producción anual de las plantas desaladoras es de 30 hectómetros por ejercicio, casi lo mismo que se malbarata en las redes.

El Govern definió la situación actual ante la falta de lluvias en los últimos meses de "pre-alerta" en Mallorca, Menorca y Formentera y de claramente "alerta" en Ibiza.

El Ejecutivo tiene programada mañana una reunión con alcaldes de Mallorca y representantes de los Consells Insulars para analizar el negro panorama y proponer medidas para mantener en un adecuado estado la red de suministro.

Por otro lado, la conselleria facilitó también datos de los daños que la falta de agua está produciendo en el sector ganadero y en la agricultura.

El Ejecutivo publicará en el boletín oficial una convocatoria de ayudas para el sector primario. En esa resolución se equipara la sequía a un fenómeno climático adverso del tipo desastre natural.

El déficit de precipitaciones entre los meses de septiembre y diciembre del año 2015 afecta gravemente al sector primario de Balears, especialmente al de la ganadería, con un efecto acusado en la producción de pastos, lo que provoca una reducción considerable de los rendimientos, ya que en estos tipos de explotaciones el ganado herbívoro se alimenta fundamentalmente de alimentos producidos en la misma explotación y con un amplio uso de los pastos. Estas condiciones representan una amenaza para la viabilidad y la continuidad de las explotaciones de ganado ovino, caprino, bovino y porcino.