"La lealtad que le hemos entregado a la empresa durante años, haciendo todas las horas extras que nos han pedido, no se ha visto correspondida. Pase lo que pase en esta fábrica, va a haber un antes y un después", lamentaba ayer uno de los trabajadores de Bimbo en Palma, rodeado de compañeros amenazados también por el expediente de regulación de empleo que esta multinacional pretende aplicar en sus instalaciones de la isla y que afecta a una plantilla de 34 personas.

Pocas armas tienen los trabajadores cuando una firma decide echar el cerrojo a unas instalaciones, pero "nosotros estamos dispuestos a todo", coincidían en señalar varios de los presentes, en el marco de una concentración en la puerta de la fábrica existente en el polígono de Son Castelló, a la que acudieron los afectados por el ERE con pancartas exigiendo que se mantenga la actividad en estas instalaciones y en las que se reprochaba también la condena a muerte que parece pesar sobre la industria balear, el que se pretenda quitar "el pan" a los hijos de los empleados (una referencia a la producción de Bimbo) o el deterioro en la calidad del nuevo producto que llegará de la península por lo que a su frescura se refiere.

Los gritos y los pitidos que los trabajadores lanzaron durante la concentración no ocultaban que su "estado de ánimo registra altibajos, pero cuando está bajo, está muy bajo", según reconocieron varios de los presentes, que destacaron el hecho de que por su edad (es una plantilla joven de 30 a 45 años en la mayoría de los casos) se encuentra buena parte de ellos teniendo que afrontar pagos de hipotecas y escolarización de los hijos.

"Nos ha pillado todo el equipo", afirmaron. Y todo ello no para evitar pérdidas, según aseguraron los presentes, que destacaron la rentabilidad de las instalaciones y la elevada actividad que se ha venido desarrollando en ellas, especialmente durante el verano. "Nos cierran para ganar más dinero", afirmó uno de los afectados, a lo que añadió la coletilla de que "Bimbo es una multinacional con centros en todo el mundo, y no les importa lo más mínimo lo que le pueda pasar a mas de 30 familias de una isla como Mallorca. Para ellos solo somos números".

Según apuntan los trabajadores, la dureza del golpe procede tanto del hecho de que la empresa pretende dejar sin trabajo a toda la plantilla en un momento en el que las opciones de encontrar un nuevo empleo son limitadas, como por lo inesperado del mismo. Porque la fábrica palmesana de Bimbo había superado todos los controles, incluidos los exigidos por Burguer King, a la que suministran la bollería. Y cuando se les comunicó hace unas pocas semanas que dejaban de asumir la producción de Menorca y de Eivissa, la consulta realizada al respecto por uno de sus delegados recibió como respuesta que se trataba solo de una prueba.

Daños colaterales

Pero el problema va más allá de los 34 trabajadores afectados por el ERE, y tanto la secretaria general de UGT-Industria en las islas, Rosario García, como uno de los delegados de personal de Bimbo, Paco Cámara, destacaron que a la lista de damnificados hay que añadir entre 20 y 30 empleados eventuales que reforzaban la plantilla fija durante el verano.

La lista de perjudicados no concluye aquí, y a la misma suman los puestos de trabajo indirectos que la actividad de esta fábrica palmesana ayuda a generar. Un ejemplo: durante el pasado año, su producción implicó el consumo de 2,8 millones de kilos de harina, que se adquirían a la isleña Harinas de Mallorca, del grupo Fontanet. "Para ellos va a ser un duro golpe", apunta uno de los empleados allí concentrados. Y recuerdan también a la empresa que se venía ocupando del mantenimiento de la maquinaria. Como fichas de dómino, la caída de una hace que se desplomen las que se encuentran más próximas.

¿Y ahora qué?, se preguntan. De momento, mañana se va a producir una reunión entre los representantes de los empleados y la directora general de Trabajo, Isabel Castro, para que les ayude en la negociación con la empresa, que se iniciará pocas horas después.

La postura de partida de la plantilla es bien simple: la fábrica es rentable, así que debe de permanecer abierta. El objetivo, igualmente simple: mantener todos los puestos de trabajo. La complejidad radica en cómo conseguirlo, en unas negociaciones que deben de concluir el próximo día 26 como máximo.

Como primera advertencia, se destaca la pérdida de calidad que va a registrar el producto Bimbo si en lugar de producirse en Mallorca tiene que venir de la península, al darse una demora de siete días entre el momento de fabricarlo y su distribución en la isla. Y algún efecto debe de estar produciendo ese mensaje en la imagen de marca, señalan, cuando la empresa ha iniciado campañas promocionales especiales. De momento, 34 trabajadores frente a una multinacional con sede en México y fábricas en todo el planeta. El resultado de tan dispar pelea se conocerá en menos de un mes.