El director general del Servei de Salut, Juli Fuster, salió ayer al paso de las preguntas de los periodistas sobre si la modificación de la Ley de Función Pública, en la actualidad en trámite parlamentario, implicará que se exija el nivel B de catalán a médicos y enfermeras y si este hecho podría implicar que profesionales de la península se nieguen a trabajar para la sanidad pública balear, asegurando que "lo único que queremos es que vengan muy buenos profesionales que sepan entender al agricultor mallorquín que apenas sabe hablar castellano".

También rechazó que el requisito del catalán se pueda convertir en un impedimento para la llegada de buenos profesionales sanitarios a esta comunidad al considerar que a una persona que ha sido capaz de estudiar la carrera de Medicina no le costará mucho trabajo aprender un nivel muy básico de catalán.

Corroboró esta apreciación su director asistencial, Nacho García, que se dirigió a los periodistas en catalán diciendo que a él, madrileño de nacimiento, no le había costado mucho esfuerzo poder expresarse en la lengua de las islas.

También recalcó Fuster que los profesionales sanitarios que no tengan el nivel requerido de catalán "tendrán el tiempo necesario y facilidades para aprenderlo". Preguntado sobre si la modificación legislativa contemplara exenciones de este requisito idiomático para aquellos especialistas médicos de los que hay carencia en las islas, el director general dijo desconocer cómo quedará la ley tras la reforma y prefirió no hablar de "futuribles".

Respecto a si la aplicación de este requisito será con carácter retroactivo, Fuster reiteró que la normativa todavía está en trámite y que la idea "no es fastidiar ni echar a nadie, sino que las personas conozcan el idioma y entiendan al paciente". Preguntado por último si prefería un médico que hablara catalán o que el mejor profesional no venga por este requisito, Fuster recalcó que "si el mejor profesional no viene porque tiene que hablar catalán, dudo mucho que sea el mejor profesional".