Barceló vuelve a por más. Y no solo en el Palacio de Congresos. La cadena hotelera mallorquina trabaja duro para volver a intentar su entrada en China, digerido ya el fracaso del primer intento. Han aprendido la lección: entonces el proyecto se fue a pique por no ir de la mano de un socio local, pero esta vez la empresa ya ha establecido conversaciones con ocho grandes grupos chinos. "A China es imposible ir solo", confirma su consejero delegado, Raúl González, que ayer detallaba que la idea es entrar a lo grande en el mercado con más proyección del turismo mundial.

El objetivo, dice, es arrancar con la gestión de entre diez y quince hoteles, con un plan que pasa por implantarse primero en las grandes ciudades para, solo más tarde, buscar opciones en destinos chinos de sol y playa (que los hay, caso de las islas Hainán, una versión china del archipiélago balear, a 250 kilómetros de Vietnam). "China es un gran emisor de turistas, por lo que es importantísimo estar allí", sintetiza González.

El diagnóstico de situación de Barceló es muy similar al que hacen en Meliá. Con un matiz: los Escarrer no hablan tanto de China como de Asia y el Pacífico. No en vano empezaron su expansión internacional por Bali. Aunque unos y otros comparten visión: con 1.500 millones de potenciales clientes dentro de apenas diez años, el que no esté cerca de China para vender ocio y turismo, pintará poco en el sector.

Así que por Asia apuestan fuerte. En el caso de Meliá, Sólo en 2015, incorporaron a su red 25 nuevos hoteles, el 36% en Asia, uno de sus principales focos de expansión con 30 hoteles ya abiertos o a punto de hacerlo. Los Escarrer, que si de algo pueden presumir es de haber demostrado más olfato que nadie a la hora de ser los primeros mallorquines en ir a Cuba o a Asia, seguirán por la misma senda en 2016, cuando estrenarán 25 establecimientos en 15 países. Y ocho de ellos estarán en su división dedicada a Asia y Pacífico, que no es ya que sean el futuro, es que son el presente, como le gusta decir a Gabriel Escarrer, vicepresidente y consejero delegado de la mayor cadena española, que sigue con su ritmo implacable de aperturas anuales.

Piñero y Riu

Más conservadora es la estrategia del Grupo Piñero, cuyo presidente, Pablo Piñero, explicaba ayer que seguirán sin mirar a Cuba hasta que tengan la posibilidad de entrar con hoteles en propiedad, algo que hoy el régimen no permite. "Nuestros hoteles son todos nuestros. Iré a Cuba cuando pueda tener el hotel, contratar a mi gente. Y eso hoy no se puede, no iré mientras no sea un país libre", destaca Piñero, al que el modelo le está dando grandes resultados en el resto del Caribe. Y por esa misma zona sigue apostando. "Hay muchos sitios para invertir fuera de Cuba. Apuesto por República Dominicana y se ven los beneficios rápido. Y lo mismo en México, Jamaica, Aruba", recalca Piñero. Su visión se parece (en esto) a la de la familia Riu, que ha dejado Cuba y no tiene de momento planes de volver, aunque ayer anunció aperturas de cinco estrellas en destinos como Punta Can, Jamaica y Sri Lanka, además de otros nuevos establecimientos en Cabo Verde, Cancún, Dominicana y el Pacífico mexicano, mientras ultima proyectos en Dubai y las Maldivas.

La gran aventura de Hidalgo

Menos remilgos con Cuba muestra Hidalgo, que de hecho se prepara para apostar aún más fuerte allí. Lleva veinte años haciéndose hueco. Y costó mucho, dice, por lo que ahora quiere ir a por todas: a mediados de año Estados Unidos podría dar luz verde a que se pueda volver a operar con aviones entre la isla de los Castro y el imperio del dólar, y el primero en hacerlo quiere ser Hidalgo, con Air Europa. "Tenemos ya la ruta a Miami y a Nueva York y Santo Domingo, por lo que estamos bien posicionados. En Miami tenemos un touroperador al que deseamos impulsar, y por supuesto queremos hacer vuelos entre Miami y la Habana". Mientras el momento llega, la cadena del grupo Globalia, Be Live, se ha hecho con un tercer hotel en Cuba, aunque Hidalgo sigue peleando para hacer realidad dos grandes proyectos, uno junto a la Habana, el otro en el Malecón. "Cada vez habrá más oportunidades en Cuba. A ver si pisan el acelerador porque las cosas allí van lentas, y yo como soy tan rápido me cuesta asumirlo, pero es así", reflexiona Hidalgo, que como el resto de los grandes empresarios mallorquines apunta cada vez más alto. Y más lejos.