Ha pasado ya más de un año desde que el 17 de diciembre de 2014 el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y los amos y señores de Cuba, los hermanos Castro, le dijeron al mundo que iban a sentarse a hablar como buenos vecinos, tras más de cincuenta años de bloqueo económico. Entonces empezaron las especulaciones. El embargo a Cuba tenía los días contados, decían analistas, periodistas, consultores y empresarios. Y eso, añadían los mismos,supondría la entrada en tropel de dólares e inversores americanos en una isla paradisíaca, cuyo turismo hoy está casi exclusivamente en manos de españoles, mallorquines para más señas. Pues bien, un año después el bloqueo es menos férreo, aunque los americanos aún no tienen derecho legal a hacer turismo en Cuba, pero los movimientos de inversión se aceleran.

Y no son los americanos los mejor situados. Qué va. Se les han adelantado varias décadas los mallorquines, como ayer confirmaba el ministro de Turismo de Cuba, Manuel Marrero, que horas antes del estreno oficial de la feria turística Fitur compartía debate con el vicepresidente y consejero delegado de Meliá Hotels, Gabriel Escarrer, y prometía que el castrismo no olvidará los sacrificios realizados en el templo del comunismo por los grandes hoteleros de Mallorca: "Ahora hay once empresas hoteleras españolas en Cuba, que tienen 73 de los 74 contratos firmados en el país. Nunca le daremos la espalda a los que nos han apoyado en estos años de bloqueo: los americanos pueden venir a Cuba, pero van a entrar bailando la música que toquemos nosotros", zanja Marrero.

Asentía a su lado Gabriel Escarrer hijo, al que escuchaba a unos metros, entre el público del foro de Exceltur celebrado ayer, su padre, también Gabriel Escarrer, al que el hijo definía como "visionario". "Cuando empezamos en Varadero (estrenaron en 1990 el primer gran hotel mallorquín en la isla, el Sol Palmeras) le llamaron loco, pero fue un visionario", sintetizaba el primer ejecutivo de Meliá, que sigue la senda de su padre y lleva meses acelerando los proyectos de la familia en la isla.

Y vaya si los ha acelerado: la cadena controlaba ya 27 hoteles, con 13.000 habitaciones, más que ningún otro grupo, a las que ahora se sumarán las del nuevo proyecto estrella de los Escarrer en la isla, el Internacional de Varadero. Explicaba el proyecto el "visionario", Escarrer padre, el hombre que plantó cara a la Helms Burton, invirtió en la isla y posó orgulloso con Fidel Castro: "Este hotel será referente, nos hemos volcado con él y hemos puesto al servicio de Cuba toda la tecnología de Meliá. Será un 5 estrellas, 970 habitaciones, de nueva planta", aclaraba.

Castro paga la "lealtad"

Preguntado por el éxito de la apuesta y por las buenas relaciones con el régimen castrista, Escarrer padre explicaba que en su día tuvieron que apostar. Les dieron a elegir entre Cuba y Estados Unidos, y escogieron el proyecto comunista, desinvirtiendo en Estados Unidos y ligando el futuro de Meliá a la isla caribeña. Les salió bien. "Nos lo jugamos todo y acertamos". Ahora Castro y sus ministros parecen dispuestos a recompensar la "lealtad", a la que ayer aludían explícita y públicamente tanto el ministro Marrero como los Escarrer.

¿Cómo pagará Cuba? Pues con facilidades para nuevas inversiones en una isla que estrenará antes de 2020 un total de 24.000 habitaciones. Muchísimas para una isla en la que hoy hay 62.000. "Algunas consultores americanos hablan de un aumento de entre uno y dos millones de turistas en el primer año después de que acabe el bloqueo, que hoy existe: somos el único país del mundo al que los americanos no pueden venir como turistas porque su gobierno no les deja. Pueden viajar a Corea o Irán, pero a Cuba no. Por eso creemos que esa previsión se quedará corta, somos la fruta prohibida", analizaba el ministro Marrero. Si sus deseos de abarrote se cumplen, Cuba pasará de los tres millones de turistas al año actuales a cerca del doble.

Vuelven los vuelos a EEUU

"Serán el destino estrella del Caribe en el 2020", coinciden los hoteleros mallorquines, que hablan de otro factor que también cita el ministro Marrero: Cuba está más cerca, por lo que puede ser destino de fin de semana para los viajeros de Estados Unidos. Y más a partir de junio, cuando se restablecerán los vuelos regulares entre Cuba y Estados Unidos, según anunciaba ayer el ministro de Turismo caribeño. Así que todo el mundo corre para coger sitio. Lo hacen los Escarrer, claro, defendiendo esa cuota espectacular del 40% del mercado cubano, pero la efervescencia afecta a otros grandes como Iberostar y Barceló, que llevan meses peinando la isla en busca de opciones También lo hace otro amigo del castrismo, Juan José Hidalgo, presidente de Globalia y de Air Europa, que levantará a quince kilómetros de la Habana un resort con campo de golf y hoteles de lujo. Y no son solo hoteles: Air Europa y otras aerolíneas preparan rutas. Como las navieras, confirmaba ayer Adolfo Utor, de Baleària, que pretende liderar las conexiones marítimas caribeñas. Todos quieren su parte de Cuba libre.