El tribunal del caso Nóos tiene un dilema diabólico: o salva a la Infanta del juicio, y el pueblo se le solivianta, o la mantiene acusada, con grandes probabilidades de tener que absolverla.
Las cuestiones técnico- jurídicas son las que cuentan a la hora de tomar la decisión, pero la calle ya se ha pronunciado: quiere que la hermana del Rey sea juzgada como una ciudadana más.
La desafortunada frase de la abogada del Estado Dolores Ripoll (una jurista íntegra y cabal) respecto a que Hacienda somos todos es un simple eslogan publicitario ha calentado al personal, que pide mano dura para la exduquesa de Palma.
La decisión de las tres jóvenes magistradas de la sala primera de la Audiencia es difícil porque exculpar a doña Cristina sin juicio nunca va a ser entendido por la mayoría, que hace años dejó de ser silenciosa.
El juez José Castro no estuvo en la sesión de las cuestiones previas de Nóos, pero sus argumentos a favor de enjuiciar a la hija del rey Juan Carlos sí fueron combatidos por Jesús Silva, abogado de la Infanta, Dolores Ripoll y el fiscal Pedro Horrach.
A priori la doctrina Botín no existe como tal, porque el Supremo solo se ha pronunciado una vez sobre esa controversia. Además, el supuesto del fallecido banquero no es igual al de la exduquesa de Palma.
Pero los defensores de Cristina de Borbón apelan a la interpretación literal de la Ley de Enjuiciamiento Criminal y de la normativa en materia tributaria para cuestionar la legitimidad de Manos Limpias como única acusación contra la exduquesa de Palma.
En unos días conoceremos la postura del tribunal que, a pesar de la muchedumbre que siguió de cerca el juicio de Son Rossinyol, se encuentra solo ante el peligro.
Doña Cristina hizo el primer día gala de un derroche de paciencia. Le hará falta mucha flema si sigue en el banquillo.
