La sala segunda de la Audiencia reabrió ayer, sin entrar en el fondo del asunto y para que se subsane un defecto procesal, la causa abierta contra el exprior de Lluc Antoni Vallespir por presuntos agresiones sexuales contra un menor que estaba interno en el monasterio como blauet y luego residió en el también monasterio de es Secar de la Real, hechos ocurridos entre 1993 y 1998. La juez de instrucción 5 tendrá así que pronunciarse nuevamente sobre la prescripción de los presuntos delitos, algo que apoyan la defensa del sacerdote y la fiscalía.

La defensa de la víctima, que actualmente cuenta con 35 años, recurrió el sobresimiento libre de Vallespir por prescripción, dictado el pasado 1 de septiembre. Según la acusación particular, el delito podía ser más grave que el planteado por la instructora y la fiscalía, con lo que los hechos no prescribirían hasta 2018.

La juez cerró el caso al estimar que la supuesta víctima tardó demasiados años en denunciar unos hechos, que habrían ocurrido entre 1993 y 1998, cuando contaba entre 13 y 17 años.

El auto estimó las alegaciones de Jaime Campaner, letrado de Vallespir, que había pedido el sobreseimiento de la causa al estimar prescritos los presuntos delitos. La fiscalía también echó cuentas y llegó a la misma conclusión: la imposibilidad de investigar la denuncia por prescripción.