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Verano de 2013

El espionaje británico persiguió a un disidente del IRA en Santa Ponça

Un testigo aseguró haber sido contratado por el MI5 para recabar información sobre Colin Duffy

Santa Ponça es una tranquila localidad turística de Calvià.

La localidad turística de Santa Ponça (Calvià) fue escenario de una historia con aroma a novela de espías de Graham Greene. Medios de comunicación norirlandeses han informado de que agentes reclutados por el MI5, el servicio de seguridad británico, se hicieron pasar por veraneantes con lazos con el mundo criminal para así contactar con un disidente del IRA (Ejército Republicano Irlandés), Colin Duffy, y sonsacarle información.

Pese a que esta organización terrorista se dio por desmantelada en 2008, surgieron varias facciones disidentes partidarias de continuar con la lucha armada.

La supuesta operación del MI5 en Santa Ponça se remontaría al verano de 2013, pero se ha revelado durante un juicio celebrado en Irlanda del Norte contra Duffy y otros dos disidentes, acusados de conspiración para asesinar a miembros de la policía de Irlanda del Norte. Sobre ellos, pesaban también cargos de posesión de explosivos y de armas de fuego.

Según han informado recientemente medios de comunicación norirlandeses, ante los magistrados de un tribunal de Belfast declaró un testigo desde el anonimato. Aseguró que había sido reclutado para participar en la operación del MI5 en Santa Ponça. De acuerdo a su testimonio, recabado por medios digitales como Belfast Newsletter, se le encomendó que se hiciera pasar por un hombre de negocios serbio que pasaba sus vacaciones en Santa Ponça -un feudo del turismo irlandés- y que tenía conexiones con el mundo criminal. Junto a él, contaba con otra agente encubierta, que debía interpretar el papel de su novia. Un tercer agente tenía como misión encarnar el rol de un socio amigo suyo que les acompañaba en las vacaciones.

"En el primer encuentro con los servicios de seguridad, la propuesta fue que yo participaría en la operación desempeñando el papel de un hombre de negocios con un oscuro pasado, con aspecto de proceder de un contexto criminal, a lo cual yo dije que sí", declaró el testigo ante el tribunal de Belfast. La puesta en escena de los involucrados en la operación no desmerece a la de cualquier relato clásico de espías.

Según explicó el testigo, una de sus misiones consistía en grabar las conversaciones que pudiesen mantener con el disidente del IRA para lo cual llevaban camuflados en su ropa instrumentos de grabación.

Su objetivo sería registrar posibles negociaciones de compra de armas.

Discusión simulada

Durante el operativo, llegaron a representar incluso una acalorada discusión delante de Colin Duffy, para captar su atención. "Me di cuenta de que Duffy nos estaba mirando y pienso que él se creyó el teatro", manifestó el testigo, según recogen medios norirlandeses.

Por lo que se abordó en la corte del tribunal, no hay ningún indicio de que, finalmente, los agentes y Duffy hablaran sobre ninguna compraventa de armas. La defensa del disidente del IRA negó cualquier reunión con el testigo, pero expresó su malestar por la posibilidad de que un "agente provocador" pudiese haber llegado a instigar a su representado a la comisión de acciones delictivas.

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