De presidir el macrojuicio a hacer un maratón de entrevistas. Hace cuatro meses, el magistrado Juan Pedro Yllanes no imaginaba que el día 11 de enero cambiaría el estrado por el plató de entrevistas y que en vez de dirigirse a los letrados de la Infanta se dedicaría a responder las preguntas de hasta nueve medios de comunicación diferentes.

Antes de las nueve de la mañana, el fichaje estrella de Podemos ya hablaba con Pepa Bueno en Hoy por hoy; a las once intervenía en Espejo público y cuarenta y cinco minutos después, y ya desde el polígono Son Rossinyol, hablaba en Al rojo vivo. A mediodía y desde un taxi respondía a la periodista Maitane Moreno en La Ser y después grababa una pieza con el reportero alemán de El hormiguero. Por la tarde respondía también a las cuestiones de Onda Cero y redondeaba la jornada participando en el programa de IB3 Dues voltes. Y entre entrevista y entrevista, hacía alguna conexión rápida para seguir cómo evolucionaba el juicio que podría haber presidido.

¿Se arrepiente de haber cambiado el estrado por el escaño? Aseguraba que no. Aunque admitía que "solo por la expectación creada hubiese sido una experiencia interesante", también bromeaba sobre lo farragosa que fue la primera jornada de la vista: "Han repetido cuatro veces la misma alegación sobre la trama valenciana; a media mañana se ha insistido una y otra vez sobre la doctrina Botín... no sé si hubiera aguantado una sesión tan densa e incluso algo aburrida". En su opinión, son delitos muy técnicos en los que "no hay pasiones muy humanas", lo que hace que la causa sea un poco ardua de seguir.

¿Qué pasará? El juez en excedencia no se anima a hacer quinielas. "No soy capaz de decirlo, no tengo ni la más remota idea de qué pasará", apuntaba, aunque una cosa sí aseguraba tener una cosa clara: "Se han cometido dos delitos fiscales".

Otra de las preguntas que Yllanes se cansó ayer de contestar es la clave del proceso contra la Infanta: ¿Se le puede aplicar la doctrina Botín? Tampoco en este aspecto quiere posicionarse con rotundidad, aunque ayer sí consideró que a primera vista parece que "no hay mucha identidad entre lo dictaminado por el Tribunal Supremo en 2007 que dio lugar a la doctrina Botín y el caso de la Infanta". Apuntó que en lugar de lucrarse, en esta ocasión se trata de un caso de cooperación con lo que en principio le parece que la situación "no es igual a la que dio lugar a la resolución de 2007".

Entre intervención e intervención, el juez pudo seguir a duras penas el juicio. Tras ver la entrevista que Ana Pastor hizo a Diego Torres, tenía mucho interés en escuchar las alegaciones de su abogado. Parece que hoy tendrá la agenda más despejada.