Por primera vez el Govern nacido del pacto entre PSIB, Podemos y Més atiende peticiones de los hoteleros. En el Ejecutivo abren además la mano con el tema más sensible, el que ha enfrentado con mayor virulencia a los tres partidos que apoyan el Govern con la federación que agrupa a la industria del hotel: el Impuesto de Turismo Sostenible, el nombre oficial de la reformulación de aquella ecotasa que en 2003 dinamitó otro pacto de gobierno de izquierdas, con los hoteleros como artilleros. Ahora la oposición hotelera es similar, pero su impacto es más reducido: no han conseguido parar el impuesto, pero han logrado para impulsar una reducción de la carga sobre los turistas de larga estancia, al tiempo que se retrasa un mes la aplicación del tributo de temporada alta (que es el doble) y se amplía la exención de pago a menores.

Puede sonar a poco, pero es lo primero que logran los hoteleros de este Govern. De hecho, cuando se aprobó en noviembre el anteproyecto de ley (el borrador inicial, tras hablar con los sectores afectados), el equipo turístico del vicepresident Biel Barceló (Més) había asumido peticiones de todas las ramas turísticas, salvo una, la hotelera. Ahora introduce variaciones sugeridas directamente por la patronal de los hoteles, que a su vez ha pasado de la oposición frontal a un impuesto que es clave para la supervivencia del pacto de Govern a la búsqueda del mal menor para los intereses de los hoteles.

Nace así una modificación como la que ven en el título: cuando la estancia supere la decena de días, el impuesto diario que paga cada turista se reduce al 50%. El Govern logra así dos cosas. De un lado, desactiva esos cálculos de impacto del impuesto hechos públicos por los empresarios, que denostaban el tributo por machacar especialmente a los clientes más fieles a los destinos baleares, los que más tiempo pasan. De otro, el equipo de la Conselleria de Turismo ya puede vender que está promoviendo turismo familiar y de larga estancia, con una reducción que altera sustancialmente las cuentas. Por ejemplo, un turista que se aloje durante un mes de verano en un hotel de tres estrellas pagará con el cambio 29,25 euros de impuesto, que sin está reducción por larga estancia habrían sido 45 euros de impuesto (en cualquier caso, menos de lo que cuesta una noche de hotel en Mallorca).

Algo parecido sostienen Govern y hoteleros para defender el aumento de la edad en la que los turistas están exentos de pagar. Hasta ahora, solo los niños de hasta 14 años se libraban de pagar el tributo. Con el cambio, se lo ahorrarán hasta los 16 años . ¿Qué se logra así? Pues nuevamente, dicen, apostar por el turismo familiar, aunque no hay datos que documenten cuántas familias viajan con sus hijos de 15 y 16 años. La exención también se aplica a los viajeros del Imserso, que no pagan tributo, aunque eso ya estaba incluido en el borrador del impuesto aprobado en noviembre.

La tercera modificación de calado afecta sobre todo a las islas de Eivissa, Formentera y Menorca, más castigadas por la estacionalidad. Tal como estaba diseñado el impuesto, en los meses de temporada baja se pagaba la mitad. Y así seguirá siendo, pero ahora aumenta un mes el periodo que se considera de temporada baja. Antes el tributo máximo se pagaba a partir del 1 de abril, ahora será desde el 1 de mayo, un mes de diferencia que sobre todo pretende eliminar barreras a la llegada temprana de turistas a las islas en las que la temporada empieza más tarde (aunque, por supuesto, también se aplicará ese retraso en Mallorca). Así que la temporada alta empieza oficialmente en mayo. Y para todos, que esa es otra de las pequeñas modificaciones: la anterior versión contemplaba un calendario distinto para los turistas de cruceros.

Dinero para el campo

El Govern introduce finalmente retoques mínimos, a la medida de colectivos como el agroganadero, que por cierto también está controlado por el mismo partido que lleva el turismo, Més. En este caso, amplían las finalidades a las que se pueden dedicar los hasta cien millones de recaudación anual por el impuesto. Iba a ser para turismo, pero pronto quedó claro que casi todo tendría encaje en el fondo del tributo, desde innovación tecnológica a preservación del patrimonio, investigación científica, cuidado del medio ambiente o fomento del empleo de calidad. Ahora además se incluye entre los posibles beneficiarios del dinero que se obtenga con el impuesto a quienes se dediquen "a la modernización del medio rural y el medio productivo agroforestal". Es decir, los payeses, que lo habían pedido a través de sus asociaciones sectoriales. El uso turístico del impuesto, prometido inicialmente por el Govern, se aleja cada vez más.

Que eso está entre lo que no han conseguido los hoteleros, que también tendrán que convivir con lo que más les enfada: la obligación de ser ellos quienes recauden en sus establecimientos el impuesto a los turistas. En eso no hay cambios. Al menos de momento: aún queda el trámite de la ley del impuesto en el Parlament balear.